DECISIONES y DUDAS
Debido a los niveles de actuación
más exigentes y más altos provocados por el crecimiento o la reducción del
tamaño organizacional, los seguidores tienen más dudas que nunca.
Además los líderes están aprendiendo
que sus organizaciones necesitan hacerse más planas, más rápidas y menos
jerárquicas con el fin de conceder a las personas la confianza y facultades
necesarias para tomar decisiones por sí mismas: en resumen para convertirse (a
su vez) en líderes.
Como consecuencia, los líderes de
quienes ellos esperan dirección están preocupados tratando de resolver las
dudas en sus propias vidas, mientras simultáneamente atienden a la
multiplicidad de necesidades de sus seguidores.
Se trata de un rompecabezas de muy
difícil solución.
Bornstein, Steven M.; en El Líder
del Futuro (1996), compilado por F. Hesselbein; M. Goldsmith y R. Beckhard,
Ediciones Deusto SA., Buenos Aires, 2005, Pág. 313.
DECISIONES
El político debe ser comprometido
con lo mejor que puede lograr, no simplemente con
lo mejor que se puede imaginar.
Tiene que actuar en una confusión de
conocimientos incompletos sin la información que luego estará disponible para
el analista.
Él sabe, o debería saber, que es
responsable de las consecuencias de los desastres como de los beneficios de los
éxitos.
Puede tener que calificar algunos
objetivos, no porque sean indeseables de alcanzar sino porque los riesgos de
equivocarse pesan más que los que están potencialmente ganados.
A menudo debe decirse por lo
gradual, aunque pueda preferir lo inmediato.
Debe comprometerse con los otros y
tal actitud significa una obligación que se extiende hasta él mismo.
Kissinger, Henry; Mis Memorias
(Years of Upheaval), Tomo II, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1982, Pág.
375.
DEFINICIONES
La verdadera explicación es muy
sencilla.
La facultad de la lógica y de la
matemática de sorprendernos depende, como su utilidad, de las limitaciones de
nuestra razón.
Un ser cuya inteligencia fuese
infinitamente poderosa no encontraría interés alguno en la lógica ni en
matemática.
Porque sería capaz de ver, de una
sola ojeada, todo lo que sus definiciones implicaban y, por lo tanto nunca
podría aprender de la inferencia lógica nada de lo que él no fuese ya
perfectamente conocedor.
Pero nuestra inteligencia no es de
esa clase.
Sólo somos capaces de averiguar, de
una ojeada, una pequeña proporción de las consecuencias de nuestras
definiciones.
Incluso una tautología tan sencilla
como
“91
x 79 = 7189”
.escapa al alcance de nuestra aprehensión inmediata.
Para asegurarnos de que “7189” es
sinónimo de “91 x 79”, tenemos que recurrir al cálculo, que es, sencillamente
un proceso de transformación tautológica, es decir, un proceso mediante el cual
cambiamos la forma de las expresiones sin alterar su significación.
Las tablas de multiplicación son
reglas para llevar a cabo este proceso en aritmética, exactamente igual que las
leyes de la lógica son reglas para la transformación tautológica de oraciones
expresadas en simbolismo lógico o en lenguaje ordinario.
Ayer, Alfred J., Lenguaje, verdad y
lógica (1946), Colección Historia del Pensamiento, Volumen 44, Hyspamérica
Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, 1984, Pág. 102.
DELEGACIÓN
Cuando alguien delega verdaderamente
facultades en otra persona, en esencia ha transferido el poder de la toma de
decisiones para una tarea particular a ese individuo.
Aunque el líder puede optar a veces
por continuar un diálogo concerniente a la tarea y pude incluso intentar influir
en la persona (para que haga lo que a éste le parece mejor), no ejerce ningún
poder de toma de decisiones.
Hay que advertir, sin embargo, que
esta restricción justificable termina cuando las decisiones o actuaciones del
seguidor son incoherentes con la misión y los valores de la organización.
Bornstein, Steven M.; en El Líder
del Futuro (1996), compilado por F. Hesselbein; M. Goldsmith y R. Beckhard,
Ediciones Deusto SA., Buenos Aires, 2005, Pág. 317.
DELPHI
En algunas situaciones puede ocurrir
que la estructura de poder o la presencia de personalidades fuertes y
dominantes tienda a producir un sesgo en el análisis, de acuerdo con las
personalidades y no con los hechos.
En este caso, la técnica Delphi, que es relativamente
sencilla, puede utilizarse para aislar las opiniones basadas en percepciones de
los hechos de las influencias personales.
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Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 109.
DEMING PUNTO 9: Derribar barreras
interdepartamentales
De vuelta, el amplio tercer piso del
edificio de la vieja gaceta de Arkansas fue
el espacio donde se ubicó el centro de la campaña presidencial Clinton.
James
Carville insistió
en que las personas que colaboraban en distintas secciones de la campaña,
incluyendo prensa, política e investigación, trabajaran en un mismo gran
espacio (común).
Era una manera brillante y efectiva
de reducir la jerarquización y animar la libre circulación de información e
ideas.
Rodham Clinton, Hillary, Historia
Viva, Editorial Planeta SA, Barcelona, 2004, Pág. 180.
DESCENTRALIZACIÓN
La experiencia ha mostrado que la
respuesta operativa aumenta al máximo cuando las operaciones se determinan, los
gastos generales se reducen, las decisiones se descentralizan al menor nivel
posible, y el tamaño de la gerencia se mantiene al mínimo; esto se conoce como
el principio de descentralización máxima.
El principio de descentralización
máxima (sin embargo) es reemplazado por el principio de visibilidad
estratégica, que puede resumirse como: para cada decisión estratégica
importante, la autoridad y la responsabilidad deben asignarse al nivel inferior
de la organización en el que pueden observarse todas las variables importantes
para esta decisión.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 349.
DESCENTRALIZACIÓN del pánico
El elemento sorpresa y la
perspectiva de una pérdida mayor, percibidos ampliamente por lo general en toda
la organización, crean el peligro de una diseminación del pánico y quizás lo más importante es que
las iniciativas descentralizadas, las cuales normalmente pueden facilitar la
respuesta, se vuelven ineficaces e incluso potencialmente peligrosas frente a
una sorpresa estratégica.
Los (directores) locales, al no
contar con una estrategia de respuesta coherente, quizás dirijan a la empresa
en todas direcciones al mismo tiempo y creen estragos.
Por último, es probable que la
preocupación por la moral y la sorpresa desvíen la atención de las operaciones
continuas de producción, venta y distribución.
Ansoff, Harry Igor; McDonell Edward
J.; La Dirección Estratégica en la Práctica Empresarial (en inglés “Implanting
Strategic Management, 1990), Addison Wesley Iberoamericana SA, México, 1998,
Pág. 24.
DESCENTRALIZACIÓN MÁXIMA
La experiencia ha mostrado que la
respuesta operativa aumenta al máximo cuando las operaciones se determinas, los
gastos generales se reducen, las decisiones se descentralizan al menor nivel
posible, y el tamaño de la dirección se mantiene al mínimo; esto se conoce con
el principio de la descentralización máxima.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 348.
DESCENTRALIZACIÓN MÁXIMA Principio
de la
El empresario fue claramente el
actor principal durante la creación de la empresa moderna; sin embargo, cuando
ésta desvió su atención hacia el perfeccionamiento de su función de producción
el papel de la alta dirección sufrió un cambio drástico.
Los creadores de las agrupaciones
funcionales de la compañía Du Pont consideraron que el papel dividía el trabajo
de la empresa y lo convertía en un patrón.
Una vez dividido y estandarizado,
las funciones podían dirigirse con la interferencia mínima de la dirección
general; de hecho, se descubrió que la empresa funcionaba mejor cuando la
autoridad y la responsabilidad se descentralizaban hasta el nivel en el que se
efectuaba el trabajo funcional.
De esta experiencia surgió el
principio de descentralización máxima, el cual afirma que la alta dirección de
la empresa debe reducir al mínimo su participación en las operaciones diarias y
“dirigir por excepción”, participando en la toma de decisiones sólo cuando
aparezcan discontinuidades y conflictos imprevistos entre las funciones.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 277.
DESIGUALDAD
El hombre en estado de naturaleza,
está siempre dispuesto a huir al menor ruido que le hiera, al menor movimiento
que perciba.
Tal vez sea así para los objetos que
no conozca, y no dudo de que se asuste ante los nuevos espectáculos que se le
presentan, siempre que no pueda distinguir el bien y el mal físicos que de
ellos debe esperar, ni sepa comparar sus
fuerzas con los peligros que tiene que correr.
(…) Pero el hombre salvaje, como
vive dispersado entre los animales y por encontrarse casi desde su infancia en
el caso de medirse con ellos, hizo bien pronto la comparación, y sintiendo que
los supera más en destreza que ellos le aventajan en fuerza, aprendió a no
temerlos.
Poned un oso o un lobo en riña con
un hombre robusto, ágil, valiente como lo son todos, armado de piedras, de un
buen palo, y veréis cómo el peligro será cuando menos recíproco, y que, después
de muchas experiencias semejantes, las bestias feroces, que no gustan de
atacarse mutuamente, atacarán con pocas ganas al hombre, porque lo habrán
hallado tan feroz como ellas.
Con respecto a los animales que
realmente tienen más fuerza que él destreza, se halla frente a ellos en el caso
de otras especies más débiles, que no por esto dejan de subsistir; con esta
ventaja ara el hombre: que no menos dispuesto que ellos para la carrera y
hallando sobre los árboles refugio casi seguro, puede en todas partes tomarlo o
dejarlo a voluntad.
Rousseau, Jean Jacques; Discurso
sobre el origen de la desigualdad entre los hombres y El Contrato Social,
volumen N° 35, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica, 1984, Pág. 64.
DESORDEN
De esta se ha dicho que será una
época de “transición permanente”, para la cual habrá que utilizar nuevos
métodos de adaptación: el problema no radicará tanto en cómo conservar
científicamente el pasado, sino más bien en elaborar hipótesis sobre la explotación
del desorden, entrando en la lógica de la conflictividad.
Nacerá, como está naciendo ya, una
cultura de la readaptación continua, nutrida de utopía.
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Así es como el hombre medieval
inventó la universidad, con la misma despreocupación con que los clérigos
errantes de hoy la están destruyendo y, ojalá, transformando.
La Edad Media conservó a su modo la herencia del pasado, pero no por
hibernación, sino por retraducción y reutilización continua: fue una inmensa
operación de bricolaje, en equilibrio entre nostalgia, esperanza y
desesperación.
Bajo su apariencia inmovilista y
dogmática, constituyó, paradójicamente, un momento de “revolución cultural”.
Nadie dice que la nueva época
represente una perspectiva del todo alegre.
Como decían los chinos para maldecir a alguien: “así vivas en un época
interesante”.
Eco, Umberto, La Estrategia de la
Ilusión, Editorial Lumen, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1987, Pág. 113.
DESORDEN
Somos como enanos en hombros de
gigantes; los gigantes simbolizan la autoridad indiscutible, mucho más lúcida y
clarividente que nosotros, pero nosotros, pequeños como somos, cuando nos
sostenemos sobre ellos, vemos más lejos.
Existía por tanto, por un lado, la
conciencia de estar innovando y avanzado, y por otro, la innovación debía apoyarse
en un corpus culturar que asegurase ciertas persuasiones indiscutibles y un
lenguaje común.
Lo que no era sólo dogmatismo, sino
que constituía el modo en que el hombre (…) hacía frente al desorden y a la
disipación cultural (…), donde cada uno se encontraba solo con su tesoro de
sabiduría.
Ante todo había que reconstruir una
temática, una retórica y un léxico comunes, en los cuales poder reconocerse,
pues de otro modo no era posible comunicarse y no se podía tener un puente (…)
Eco, Umberto, La Estrategia de la
Ilusión, Editorial Lumen, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1987, Pág. 105.
DIAGNÓSTICO ESTRATÉGICO
El primer paso (…) es llevar a cabo
un diagnóstico preliminar de la resistencia (al cambio), el cual determina lo
siguiente:
.1. Si la discontinuidad esperada es
única y no se presentará de nuevo en el futuro próximo o si pertenece a una
serie de discontinuidad que ocurrirá de nuevo y representa un cambio ambiental
a un nuevo nivel de turbulencia.
.2. El tiempo que la empresa tiene
disponible (determinado por la velocidad del cambio en el ambiente) para
ofrecer una respuesta efectiva a la discontinuidad (esta información es
importante para programar el cambio).
.3. El grado de los cambios en la
capacidad que se necesitará para proporcionar apoyo a la nueva estrategia.
.4. Las unidades de la organización
que serán afectadas por el cambio.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 440.
DIALÉTICA
El arte oratorio, según Sócrates, no es sino un medio de seducir
las almas por medio de la palabra, tanto en los tribunales y demás reuniones
públicas como en las reuniones privadas.
Con ello, su esfera de aplicación se
amplía notablemente, al caber dentro del nuevo concepto de “retórica” no sólo
la oratoria judicial, la política y la de aparato, sino también las mismas
aporías de un Zenón de Elea, que con
la fuerza de sus palabras hacía tener a su auditorio las mismas cosas por
semejantes y diferentes, únicas y
múltiples, móviles e inmóviles.
La retórica, pues, es el arte de la
antilogía, de la controversial, el arte que confiere a un individuo la
capacidad de hacer semejante a todo todas las cosas susceptibles de ello, y
asimismo la de sacar las cosas a la luz, cuando es otro el que realiza este
proceso de ocultación de la verdad.
Ahora bien, para que el orador pueda
realizar el engaño de su auditorio, sin
ser el mismo engañado, tiene que conocer perfectamente la realidad de
las cosas, sus semejanzas y sus diferencias, con el fin de poder hacer
gradualmente el tránsito de una cosa a su contraria, pasando inadvertido a
quienes le escuchan.
La condición, pues, del arte
retórica para ser tal, ha de ser el conocimiento de la verdad, la de basarse en
la etiología, y no de la opinión.
Platón, El Banquete, Fedón y Fedro,
con traducción de Luis Gil, Colección Historia del Pensamiento, Volumen N° 3,
Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Pág. 269.
DIALOGÍA
Aristóteles nos ha conservado la lista de los
contrarios pitagóricos que, fusionados, forman cada una de las entidades
harmónicas.
Son diez: límite e ilimitado, impar
y par, uno y múltiple, derecho e izquierdo, masculino y femenino, inmóvil y
móvil, recto y torcido, luz y obscuridad, bueno y malo, cuadrado y oblongo (Aristóteles:
Met., A5, 986 a 20).
Tse, Lao, Tao Te Ching (403aC),
Colección Historia del Pensamiento, Volumen 12, Hyspamérica Ediciones Argentina
SA., Buenos Aires, 1984, Pág. 45.
DIRECCIÓN Carácter
Una empresa que busca futuros
directivos también acostumbra manifestar interés en la orientación de los
estudios del candidato mientras concurría a la universidad.
En este aspecto, se mantiene un mito
muchas veces comentado.
En sus declaraciones públicas y
especialmente en los discursos ante asambleas, los presidentes de empresa
anuncian que ahora buscan al Hombre de
Gran Calibre y deploran la insistencia actual en una estrecha
especialización.
Y sus encargados de reclutamiento
que visitan las universidades siguen rastreando, y ofreciendo los mejores
sueldos, a hombres afirmados en especialidades tales como el análisis de
información, diseño de computadores, o ventas y contabilidad.
Hay compañías, sobre todo en el
sector financiero, verdaderamente interesadas en el hombre con educación
liberal, pero siguen siendo las excepciones.
Packard, Vance, Los Trepadores de la
Pirámide, Editorial Sudamericana SA, Buenos Aires, (1962)1971, Pág 58.
DIRECCIÓN
Así, un (taylorista) también trata
de dar información acerca del trabajo, pero la (dirección) se diferencia de él
en que, según he procurado indicar, no en el uso de procedimientos particulares
sino en clases de (usos), y mientras (los principios) de (los clásicos) son
empíricas, si son verdaderas, son generalmente analíticas.
Por lo demás, no puedo encontrar
mejor modo de explicar mi concepción de la (administración) que mediante la
referencia a ejemplos, y uno de esos ejemplos es el tema de este libro.
Ayer, Alfred J., adaptado de
Lenguaje, verdad y lógica (1946), Colección Historia del Pensamiento, Volumen
44, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, 1984, Pág. 32.
DIRECCIÓN
Las siguientes características del
posicionamiento disperso contribuyen a la transformación cultural.
.1. La importancia de introducir en
la empresa una imagen confiable del ambiente con todas sus incertidumbres sobre
el futuro.
.2. El uso de la valoración y la intuición de la dirección en una
proporción igual y en ocasiones superior al análisis cuantitativo.
.3. El Fomento de la confrontación
constructiva y lógica de las diferencias entre los directores y la integración
de estas diferencias en la toma de decisiones.
.4. La participación de todos los
directores que tienen conocimientos o responsabilidades importantes en la
acción estratégica.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 109.
DIRECCIÓN
Por un lado, el director no permite
que la adaptación orgánica determine el desarrollo estratégico de la empresa y,
por el otro, no proporciona una guía estratégica deliberada y completa, sino
que aborda los problemas uno por uno, cuando él los percibe o cuando sus
colegas o subordinados los hacen notar.
Los directores presentan esquemas
temporales diferentes con los cuales perciben los problemas.
Algunos son reactivos y retrasan la
respuesta hasta que un problema ejerce un impacto significativo sobre la
empresa y otros son decididos y confrontan los problemas cuando su impacto es
inminente.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 502.
DIRECCIÓN
Entro en materia sin probar la
importancia del tema.
Se me preguntará si soy príncipe o
legislador para escribir sobre política.
Contesto que no, y que precisamente
por eso escribo sobre política.
Si fuera príncipe o legislador, no
perdería el tiempo en decir lo que hay que hacer: lo haría, o me callaría.
Rousseau, Jean Jacques; Discurso
sobre el origen de la desigualdad entre los hombres y El Contrato Social,
volumen N° 35, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica, 1984, Pág. 157.
DIRECCIÓN
La principal arma es la lealtad, una
actitud que facilita el acceso al presidente y requiere además experiencia para
moverse dentro de las tensiones que la Casa Blanca tiende a institucionalizar.
El presidente y sus colaboradores
son acosados por los mismos periodistas y críticos, luchan con las mismas
inoportunas burocracias, están sujetos al hostigamiento de los mimos grupos de
presión.
Una comunidad de intereses es
inevitable, ya que se trata de un frente común contra todos aquellos con fuetes
de lealtad autónomos y, peor aún, con ambiciones independientes.
Al mismo tiempo que los miembros del
gabinete son generalmente el blanco de estas actitudes, tienen el placer de
responsabilizarse por muchos problemas que le presidente no desea tratar porque
son demasiado controvertidos, o por falta de personal idóneo.
Cuentan además con burocracias que
los favorecen.
El vicepresidente carece de este
beneficio, siendo la víctima natural de los celos del personal de la Casa
Blanca.
Cualquier intento serio por hacer
valer sus derechos, pone en peligro sus perspectivas de lograr su máxima
ambición: recibir el apoyo presidencial para la sucesión electiva.
Kissinger, Henry; Mis Memorias
(Years of Upheaval), Tomo II, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1982, Pág. 84.
DIRECCIÓN
No es sólo que tenemos que conducir
un barco; también tenemos que ser conductores de personas; darles confianza,
asegurarnos de que confían en nosotros y que nos obedecerán en momentos de
crisis.
Por ejemplo, en un avión, los
pasajeros no se precipitan a la cabina a decirle al capitán qué es lo que tiene
que hacer… aun cuando ellos mismos sean pilotos.
Tampoco él les dice qué es lo que
está haciendo.
Su tarea es particular y secreta,
porque no puede perder el tiempo en explicar los porqués y los cómos…
Lo mismo debemos hacer nosotros.
La gente aprenderá a respetarnos, no
solamente porque nosotros sabemos, sino porque ellos no saben…
West, Morris; El Navegante,
Editorial Pomaire SA, Barcelona, 1976, Pág. 290
DIRECCIÓN AD HOC
El comportamiento que analizamos, es
una dirección de problemas ad hoc (o sencillamente una dirección ad hoc) se
encuentra entre el comportamiento no dirigido y el planificado.
Por un lado, el director no permite
que la adaptación orgánica determine el desarrollo estratégico de la empresa y,
.por el otro, no proporciona una
guía estratégica deliberada y completa, sino que aborda los problemas
estratégicos uno por uno, cuando él mismo los percibe o cuando sus colegas o
subordinados se los hacen notar.
Los directores presentan esquemas
temporales diferentes con los cuales perciben los aspectos (de un problema
estratégico).
Algunos son reactivos y retrasan la
respuesta hasta que confrontan los problemas cuando su impacto es inminente.
Una característica de la dirección
ad hoc, que la convierte en una alternativa importante para la planificación
total, es su tiempo de acción más costo.
Esto no significa que los directores
no planifiquen sus respuestas cuando utilizan este tipo de dirección, sino que
por el contrario, los buenos gerentes
.a. consultan a expertos,
.b. solicitan estudios sobre
rendimiento, viabilidad y problemas que pueden producir impacto potencial y
además
.c. forman grupos para la solución de
problemas y la toma de decisiones.
Sin embargo, en comparación con la
incómoda planeación de toda la empresa, este proceso requiere poco personal, el
tiempo utilizado en la toma de decisiones es corto y el inicio de la acción es
rápido.
La dirección ad hoc es una
alternativa efectiva en costos para el planeamiento sistemático en las
condiciones siguientes.
.1. Cuando los problemas se
desarrollan tan lentamente que permiten una respuesta reactiva o retrasada.
.2. Cuando la incidencia de los
aspectos es poco frecuente y no se presenta conflicto de prioridades.
.3. Cuando un problema es “local” y
no afecta otros problemas o partes de la empresa diferentes de aquella en la
que el problema se aborda.
.4. Cuando la meta subyacente
evolutiva del desarrollo de la empresa cumpla los objetivos de la misma.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 502.
DIRECCIÓN Arquetipos
Cada ciclo de planificación parcial
describe un distinto papel de dirección que exige conocimientos, habilidades y
características personales diferentes.
Denominaremos arquetipos a los
directores capaces de realizar dichos papeles.
Nuestro primer arquetipo es un
líder, el segundo un administrador, el tercero un planificador y el cuarto un
empresario.
.i. El líder representa el papel de
la implantación, el cual recompensa la habilidad para comunicarse, así como la
capacidad para identificar el potencial de las personas y motivarlas a
ejercerlo al máximo.
En conceptos antiguos sobre la dirección, el liderazgo se consideraba
como el conjunto más importante, y casi el único, de habilidades requeridas
para la posición; de ahí deriva la definición de que la gerencia consiste en
“lograr que las cosas se realicen a través del personal”.
De hecho, éste es el conjunto principal de habilidades, sin el cual las
decisiones de la dirección no pueden poner en práctica con éxito; no obstante,
sólo es uno de los diferentes papeles
esenciales para el rendimiento con éxito (en nuestro tiempo).
Los papeles de control y planificación por extrapolación se centran en
el rendimiento y su medición, en vez de concentrarse en la dimensión humana.
.ii. El papel de control exige el
administrador comprenda completamente las variables que son importantes para el
éxito de la empresa, posea la habilidad para identificar las causas de los
problemas y la capacidad para desarrollar cursos correctivos de acción.
Aunque se relaciona con el elemento humano, el administrador no permite
que la lealtad y las influencias personales oculten los problemas importantes,
y está preparado para enfrentar conflictos personales que surgen por la toma de
decisiones difíciles.
.iii. El planificador se dedica a
optimizar el rendimiento futuro de la empresa capitalizando las oportunidades
futuras en sus negocios históricos y guiándola hacia el logro de los objetivos
para su rendimiento futuro.
Además de las habilidades distintivas, los tres arquetipos deben tener
diferentes combinaciones de rasgos de personalidad y aptitudes.
El líder es sociable e inspira a las personas a que den lo mejor de
ellos mismos.
El administrador es objetivo y tiene preferencia por los hechos y la
lógica.
El planificador es analítico, metódico y se orienta hacia el futuro.
.iv. El empresario, aunque también
se orienta hacia el futuro, es diferente del planificador, pues mientras éste
se interesa en la extrapolación hacia el futuro de las dinámicas históricas de
la empresa, optimiza el futuro de sus negocios actuales, proyecta el pasado en
el futuro, es tenaz e intenta controlar los riesgos, el empresario trata de
cambiar las dinámicas, intenta ingresar en nuevos negocios para diversificar la
empresa, es un creador imaginativo de nuevos futuros y acepta enfrentar
riesgos.
Un planificador extrapola los
objetivos de la empresa, soluciona problemas concordantes y elige entre las
oportunidades disponibles; un empresario establece objetivos nu8evos y
desafiantes, soluciona problemas discordantes y crea nuevas oportunidades.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 309, 310 y 311.
DIRECCIÓN Arquetipos
Cuando todas las habilidades y
aptitudes arquetípicas se encuentran en un solo individuo, tenemos un genio
raro en la dirección, que realiza cada tarea distintiva con igual facilidad y
excelencia; sin embargo, como en otras ocupaciones, los genios son raros.
En ambientes muy turbulentos, donde
deben estar presentes todas las habilidades arquetípicas ¿cómo debe efectuarse
el trabajo empresarial?
Una respuesta se encuentra en la
historia. Durante la primera mitad del
siglo XX, fueron importantes diferentes papeles para el éxito de la empresa en
distintos momentos.
Cuándo las industrias se fundaron,
el papel empresarial era esencial; durante la etapa inicial de crecimiento; el
administrador era muy importante para asegurar costos reducidos y, por tanto,
la participación en el mercado.
En la etapa de crecimiento tardío,
el planificador se volvió indispensable y la etapa de madures exigió el regreso
del administrador para controlar y dirigir una empresa sólida, aumentando al
máximo el flujo de efectivo.
Los hechos históricos sugieren la
explicación del “hombre del momento” para interpretar la forma en que
satisficieron las necesidades de los directores generales.
En ocasiones se ha encontrado en una
empresa una combinación sorprendente de empresarios, administradores
planificadores o líderes y, en su lugar, un proceso de selección natural ha
destacado el arquetipo más importante para una etapa específica en la vida de
la empresa.
De esta manera, cuando los nuevos
límites de los negocios requirieron empresarios, los McCormacks, los Carnegies
y los Durants representaron el papel
de directores generales; cuando la necesidad era racionalizar o consolidar los
adelantos empresarios por medio de la planificación, los Sloanes y los Cordiners
fueron el centro de atención.
Cuando el interés cambión hacia una
administración eficiente, los Knudsens
y Bloughs dirigieron la empresa;
cuando el carisma y el liderazgo eran la clave para el éxito de la empresa, los
McElroys y los Romneys tomaron el mando.
(Desde entonces) fue posible
predecir dos cosas:
.1. que la solución del “hombre del
momento” no sería adecuada en (el siglo XXI) y
.2. que se requerirían nuevos
arquetipos en la empresa (del siglo XXI)
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 311.
DIRECCIÓN ESTRATÉGICA
El enfoque principal (…) se orienta
hacia la dirección general de (la) actividad estratégica o (…), hacia la
dirección estratégica, cuyo interés principal está en el diseño y la
implantación de la adaptación de una empresa a los cambios en su entorno
externo; denominaremos a esta respuesta actividad estratégica de la empresa.
Los resultados de la actividad
estratégica son productos, servicios y mercados nuevos, mercados abandonados,
nuevas estrategias competitivas para atacar los mercados y nuevas respuestas a
retos sociales y políticos.
Toda la responsabilidad para lograr
una respuesta estratégica efectiva corresponder a la (dirección) general de la
empresa.
Sin embargo, la respuesta
estratégica es sólo la mitad de la responsabilidad de la (dirección) general,
ya que la otra mitas es la responsabilidad total sobre la actividad operativa o
competitiva, que convierte a los resultados estratégicos en crecimiento y
beneficios.
Según las palabras de Peter Drucker,
la actividad estratégica asegura que la empresa “realice lo adecuado”, mientras
que la actividad operativa garantiza que “las cosas se lleven a cabo
adecuadamente”.
Ansoff, Harry Igor; McDonell Edward
J.; La Dirección Estratégica en la Práctica Empresarial (en inglés “Implanting
Strategic Management, 1990), Addison Wesley Iberoamericana SA, México, 1998,
Pág. XVII.
DIRECCIÓN GENERAL
Existen dos sistemas formales para
organizar y dirigir el trabajo empresarial: las estructuras estáticas, las
cuales asignan tareas, autoridad así como responsabilidades, y los sistemas
dinámicos, que indican el flujo y la manera en que las tareas se llevarán a
cabo.
Durante el siglo XX, evolucionaron
tres sistemas arquetípicos.
.i. El Sistema de Control que dirige
a la empresa con base a su rendimiento histórico;
.ii. El Sistema de Extrapolación,
que se basa en la predicción y en supuesto de que el futuro puede pronosticarse
por medio de la extrapolación (de los hechos que acaecieron en el pasado); y
.iii. El Sistema Empresarial, el
cual espera que el futuro sea discontinuo y sorpresivo.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 341.
DIRECCIÓN MANIPULADORA
El ejecutivo diestro en las
relaciones interpersonales es mucho más que agradable. Supera a la mayoría en su capacidad para
valorar a la gente, para inspirar lealtad a los subordinados, para delegar
fácilmente el trabajo sin dar la impresión que se lo descarga de sus propios
hombros.
Es lo bastante listo como para no
sermonear a un subordinado en público, a menos que lo haga deliberadamente.
Encarará la reconvención como algo
discreto e informal y la terminará con una palmadita en la espalda.
De este modo tendrá a sus órdenes un
buen equipo de lugartenientes que podrán ocupar su cargo apenas la dirección
empiece a verlos como posibles candidatos para responsabilidades mayores.
Si no tuviese a estos lugartenientes
que lo impulsan hacia arriba, podrían pasarlo por alto, creyéndolo
indispensable para la tarea que desempeña.
Desde un punto de vista más
negativo, el ejecutivo hábil en el manejo de la gente también tiene probabilidades
de captar las necesidades psicológicas de sus subordinados, colaboradores y
superiores, y de satisfacer o seguir la corriente de estas necesidades, quizás
por medio de la manipulación personal, para acomodarlas a sus propios
intereses.
Mantienen desorientados a los
rivales, inseguros los subordinados y
desprevenidos los superiores que aspira
a desplazar.
Es demasiado inteligente para
permitir que su conducta sea influida por sentimientos de rechazo a la
autoridad.
Packard, Vance, Los Trepadores de la
Pirámide, Editorial Sudamericana SA, Buenos Aires, (1962)1971, Pág 196.
DIRECCIÓN MANIPULADORA
Sea como fuere, el directivo
manipulador hábil trata de no enredarse emocionalmente con las personas
colocadas en su área de influencia, y trata de reducir al mínimo las amistades
sinceras en el trabajo.
También tiene una dosis del famoso
talento de Franklin D. Roosevelt para
persuadir a todas las facciones en pugna de que él simpatiza con todas ellas.
En conflicto entre oficinas, procura
diluir las diferencias, por lo menos en lo que a él respecta.
Su fórmula, expresada jovialmente
por el consultor de ventas James Mills,
presidente de Home Facts. Inc.,
podría ser: “Algunos de mis amigos piensan esto, y otros piensan lo
contrario. Yo estoy a favor de mis amigos.
Packard, Vance, Los Trepadores de la
Pirámide, Editorial Sudamericana SA, Buenos Aires, (1962)1971, Pág 100, 101,
102.
DIRECCIÓN Tipos de actividades
Para lograr el éxito y sobrevivir a
corto plazo, las empresas deben logar que sus productos y servicios sean
atractivos para sus clientes, lo cual significa llevar a cabo actividades
eficientes de manufactura, marketing y distribución, así como asegurar un
funcionamiento confiable después de las ventas, etcétera.
Para sobrevivir y obtener éxito a
largo plazo, las empresas generalmente intentan aumentar y ampliar su
penetración en el mercado a través de la competencia intensa, la expansión de
su capacidad y la inversión en una mejor tecnología de producción.
Esta actividad, denominada actividad
operativa por algunos autores y actividad competitiva por otros, tiene el
objetivo de garantizar el rendimiento actual y futuro de las líneas de negocio
históricas de la empresa.
Como ya hemos visto durante la
primera mitad del siglo XX, la actividad competitiva absorbió la mayor parte de
los presupuestos, así como la atención de la dirección, y era muy productiva
debido a que el ambiente ofrecía oportunidades ilimitadas de crecimiento.
Durante la segunda mitad del siglo
XX, los límites del crecimiento disminuyeron progresivamente y, como resultado,
la empresa desvió su atención hacia una segunda actividad denominada actividad
estratégica, cuyo objetivo era cambiar sus negocios históricos por medio del
desarrollo de productos novedosos, el ingreso a mercados no atendidos
previamente y la diversificación en nuevos negocios y tecnologías.
Durante la primera mitad del siglo,
la actividad estratégica recibió solo un porcentaje mínimo del presupuesto y de
la atención de la dirección, y se limitó en general a las modificaciones
progresivas de los productos; las discontinuidades estratégicas importantes se
consideraban trastornos que ocurrían sólo una vez y que se afrontaban en el
momento de su aparición.
Durante la segunda mitad del siglo,
la preocupación por la actividad estratégica aumentó progresivamente y, con
ella, el presupuesto estratégico creció a tal grado que la actividad se
convirtió en un competidor importante por la atención de la dirección.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 444.
DIRECCIÓN y Actividades de SOLUCIÓN
DE PROBLEMAS
La comunicación y la influencia
empresariales son actividades para la solución de problemas que pueden
describirse como procesos complejos de información.
Por tanto, el papel de un directivo
puede describirse por medio de la siguiente serie de actividades relacionadas.
.1. Establecimiento de objetivos
para una actividad específica del área de negocios.
.2. Percepción de problemas y
oportunidades tanto dentro como fuera de la actividad.
Esto incluye la percepción de
desviaciones actuales o futuras de los objetivos, así como las expectativas
presentes o futuras para lograrlos.
.3. Diagnóstico de problemas y
oportunidades y su efecto sobre la empresa.
.4. Creación de respuestas a
problemas y oportunidades.
.5. Análisis de las consecuencias
probables de los cursos de acción.
.6. Selección de la alternativa
preferida.
.7. Programación y presupuestación
de la alternativa seleccionada.
.8. Liderazgo en la implantación,
incluyendo la comunicación y la motivación.
.9. Medición del rendimiento en
relación con los objetivos.
.10. Observación de tendencias
significativas y posibles discontinuidades tanto dentro como fuera de la
empresa.
.11. Repetición de algunos o todos
los pasos anteriores (volver a empezar).
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 307.
DIRECCIÓN y TIPOS DE COMPORTAMIENTO
Cuando un cambio discontinuo ejerce
un impacto sobre la empresa, inciden dos costos: la pérdida acumulada de
beneficios y el gasto incurrido en detener o contrarrestar la pérdida.
El problema de la dirección consiste
en reducir al mínimo la suma de las dos pérdidas, restaurando el rendimiento de
las líneas de productos afectadas o suspendiendo las operaciones que las
apoyan.
Tanto la observación como la
investigación revelan tres tipos de comportamiento de la dirección.
El Comportamiento
Reactivo, (en el que) la respuesta se retarda hasta que el impacto del
cambio se vuelve lamentable y amenazante; una vez que se inicia la respuesta,
los primeros intentos son cambios operativos y acciones defensivas “heroicas”.
Las medidas se intentan una por una
y, sólo cuando se utilizaron todas, la atención se dirige hacia las medias
estratégicas.
En el Comportamiento
Decidido, la respuesta se inicia cuando el impacto del cambio se vuelve
notorio, sin el retraso adicional observado en la dirección reactiva.
Primero se intentan las medidas
contrarias operativas, pero de una manera sistemática y planificada; una vez
que las medidas operativas se agotaron, las empresas dirigen su atención hacia
una respuesta estratégica.
El Comportamiento
Planificado difiere de los dos precedentes en el hecho de que las
medidas estratégica y operativa se consideran desde el principio y
simultáneamente se puede utilizar una combinación adecuada.
Tanto en el comportamiento reactivo
como en el planificado, existe con frecuencia un periodo adicional de retraso
(de la respuesta) más allá del punto en el cual la importancia de la amenaza se
vuelve obvia.
Este retraso se compone de un
retraso sistemático, debido al procesamiento de datos y a la toma de
decisiones, y a un retraso de comportamiento causado por la resistencia de la
estructura de poder y por los directores que se niegan a aceptar la presencia
de la amenaza, que discrepa con su experiencia.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 390.
DIRECCIÓN, Niveles
Sin embargo, hay acuerdo general
acerca de los tres niveles principales de la dirección.
Primero está la dirección superior,
que dicta la política; luego la dirección intermedia o administrativa, que
aplica la política, y por fin la dirección supervisora, que tiene a su cargo la
fuerza de trabajo.
Si bien los organigramas representan
la versión oficial de la imagen de poder en la empresa en cuestión, la
verdadera situación puede ser muy distinta.
Packard, Vance, Los Trepadores de la
Pirámide, Editorial Sudamericana SA, Buenos Aires, (1962)1971, Pág 31.
DIRECCIÓN Historia de los Sistemas
de
La historia de los sistemas de
dirección consiste en una serie de inventos, pues al surgir nuevos retos, las
empresas progresistas inventaron y probaron nuevas formas de dirigir.
Algunos de los nuevos sistemas
fracasaron, otros triunfaron y algunas empresas imitaron los sistemas que
lograron el éxito.
De dichos procesos pragmáticos de
ensayo y error se desarrollaron los inventos, y éstos actuaban como las
pociones de los curanderos, tratando los síntomas en lugar de las causas
subyacentes; si el tratamiento funcionaba, se utilizaba hasta que parecían
nuevos síntomas y si no, el tratamiento se desacreditaba y la búsqueda empezaba
de nuevo.
El planeamiento a largo plazo fue la
respuesta de la empresa a las presiones del crecimiento rápido en tamaño y en
complejidad.
En la década de los años cincuenta,
esta configuración de factores alcanzó un punto en el que ya no era posible basarse en el presupuesto para
preparar a la empresa para enfrentar sus desafíos competitivos futuros y sus
necesidades de expansión.
La planificación a largo plazo fue
la respuesta que rápidamente probó ser útil y, por tanto, recibió la aceptación
de la mayoría de las empresas grandes y de muchas empresas de tamaño medio.
El planeamiento estratégico, creado
en la década de 1960, menos de diez años después de la planificación a largo
plazo, tuvo una historia muy diferente.
El estímulo fue la saturación y la
disminución del crecimiento en muchas empresas, cuyas causas no se
comprendieron adecuadamente en ese momento; sin embargo, era peligroso
planificar el futuro de la empresa basándose en la extrapolación de tendencias
pasadas, como se realiza en el planeamiento a largo plazo.
La planificación estratégica es un
proceso complejo, que presenta muchos aspectos y requiere tiempo, mucho más que
el planeamiento a largo plazo; no obstante, formó parte de una serie de
inventos y, aunque era superficialmente lógico, no ofrecía pruebas de que la
inversión sustancial de la energía de la empresa valiera la pena.
Los resultados iniciales del
planeamiento estratégico, fueron desalentadores, pues al ser impuesto
generalmente en la empresa por un director general entusiasta, los gerentes
participantes no la comprendían adecuadamente y la percibían como “otro
ejercicio de llenado de formularios” para beneficio exclusivo de las oficinas
de casa central.
Las nuevas estrategias produjeron
resultados lentamente y las nuevas inversiones estratégicas fueron mayores de
lo previsto.
El planeamiento estratégico encontró
resistencia por parte de los gerentes afectados, quienes trataron de evitarla y
sabotearla; cuando el entusiasmo del director general declinó y éste dirigió su
atención hacia otros asuntos, el sabotaje logró tener éxito al grado de causar
el retroceso a un sistema previo, sea presupuestación o planeamiento a largo
plazo.
(…) Desde 1970, los desarrollos
posteriores al planeamiento estratégico empezaron a recibir la influencia de la
comprensión reciente de los fenómenos estratégicos aportados por Chandler y otros investigadores, así
como de las tecnologías para la solución de problemas desarrolladas por
compañías líderes en consultoría empresarial.
Este trabajo dio origen al concepto
de dirección estratégica, que fue un resultado directo de las importantes
contribuciones teóricas realizadas por Herbert
Simon y otros investigadores al comportamiento de la organización.
La primera conferencia internación
sobre dirección estratégica se llevó a cabo en 1973 en Nashville, Tennessee, con el patrocinio de IBM y la General Electric
Company.
El interés mostrado por los
profesores universitarios en la formación estratégica, particularmente el
trabajo de Henry Mintzberg, y en las
relaciones entre la estrategia y la estructura, comenzó a ofrecer una nueva
comprensión sobre la naturaleza del comportamiento estratégico y las
sugerencias para mejorar su efectividad.
Dos formas complementarias de
dirección estratégica (que no trataremos aquí porque corresponde ser tratados
en la disciplina Dirección General), son la planificación de la POSTURA
estratégica, y la dirección de PROBLEMAS ACTUALES, desarrollada desde finales
de los años setenta, que permite a las empresas (intentar) responder a cambios
por sorpresa que son demasiado rápidos para captarlos por medio de las
prácticas periódicas de la posición estratégica.
Ansoff, Harry Igor; McDonell Edward
J.; La Dirección Estratégica en la Práctica Empresarial (en inglés “Implanting
Strategic Management, 1990), Addison Wesley Iberoamericana SA, México, 1998,
Pág. 263, 264, 271 y 272.
DIRECCIONES Tipo estratégico y
operativo
Mientras que
.a. el director estratégico enfrenta
el cambio, toma riesgos, soluciona problemas discordantes y posee habilidades
para conducir a otros hacia direcciones nuevas y desconocidas,
.b. el director de operaciones evita
el cambio, toma riesgos con cautela, resuelve problemas congruentes, posee
habilidades de diagnóstico, coordina y controla actividades complejas; sus
habilidades de liderazgo son diferentes de las del director estratégico, pues
en vez de (incidir para) cambiar la dirección de la organización, proporciona
la motivación para perfeccionar el rendimiento pasado.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 261.
DIRECTIVOS, COINCIDENCIAS
COMPLEMENTARIAS
El doctor Jerome C. Beam (que ha escrito junto con John D. Drake la obra The
Organization Approach to Decision and Action, de Prentice Hall, 1963) tiene muy presentes las coincidentes
complementarias cuando estudia a los candidatos para una importante vacante
ejecutiva.
Señaló seis clases de coincidencias
complementarias que aumentan las probabilidades de que dos altos ejecutivos
trabajen armoniosa y efectivamente en común:
.1. Si un hombre es enérgico,
conviene que el otro lo soporte: En general, al presidente enérgico le gusta
tener a su alrededor hombres que lo complementen.
Si no lo hacen, y parecen agresivos, se sentirá amenazado o turbado.
Por otra parte, si el presidente no tiene mucha confina en sí mismo, es
probable que busque un hombre enérgico en quien apoyarse… aunque deberá ser un
hombre con suficiente sensibilidad como para dosificar u energía con discreción
y sin ostentaciones.
El doctor Beam opina que el
hombre más enérgico tomará las riendas, ya sea presidente, vicepresidente
ejecutivo o vicepresidente segundo.
Me citó el caso de una división de empresa con 5000 empleados que, en la
práctica, era manejada por un director de los servicios técnicos, que estaba dos
rangos por debajo del jefe de la división, y al que todos pedían consejo.
Para ser un dirigente subordinado se necesitan cualidades
extraordinarias, entre las cuales una de las más importantes consiste en tener
tacto.
.2. Si un ejecutivo es hombre de acción,
conviene que el otro sea hombre de intelecto; el doctor Beam citó el ejemplo de una empresa cliente que se había
entusiasmado con la idea de contratar como vicepresidente un realizador impetuosos y dinámico que se
había desempeñado muy exitosamente como vicepresidente en un ramo similar.
Al analizar el cuadro general en el que había trabajado este ejecutivo
de alto voltaje, observó que el presidente era un hombre meditabundo y
reflexivo al que le gustaba ser impulsado.
Beam sospechó que este presidente
reflexivo había contribuido en gran medida a la trayectoria afortunada del
hombre de acción, y notó que en su nuevo cargo este dinámico vicepresidente
trabajaría junto a un presidente que al igual que él era un hombre muy activo.
El doctor Beam anunció que
saltarían chispas y que los engranajes podrían chirriar.
El candidato fue tomado, contrariando el consejo del doctor Beam y duró 6 meses.
.3. Si un ejecutivo se especializa
en operaciones materiales, conviene que el otro esté especializado en el trato
con la gente: el doctor Beam me
explicó que cuando un hombre tiene gran capacidad para trazar una política
amplia y de largo alcance y cuenta con una sólida preparación técnica, no es
extraño que carezca de penetración para entender a la gente.
No capta bien las motivaciones humanas y no sabe trasmitir el deseo de
trabajar hacia una meta común.
Un hombre en estas condiciones recibe una gran ayuda si su principal
colaborador está dotado de esta sensibilidad.
.4. Si un ejecutivo es un excelente
hombre de ideas, conviene que el otro sea un realista práctico: el presidente
burbujeante, que bulle en ideas y siempre busca nuevas aventuras emocionantes,
necesita que alguien a su lado le diga: “Oiga, muchacho, esto parece muy lindo
en el papel, pero analicémoslo en detalle”.
El doctor Beam afirma que si
la empresa tiene por vicepresidente a un hombre de ideas que vive en las nubes,
necesita como presidente a un curtido realista, y viceversa.
Por naturaleza los vicepresidentes de finanzas desempeñan con frecuencia
el papel de realistas cautelosos.
El riesgo es que se conviertan en pesimistas consuetudinarios y anulen
sus posibilidades de progreso, porque las empresas prefieren en general e
idealmente que sus presidentes parezcan imaginativos y audaces.
Un problema para la combinación de ejecutivos de ideas con ejecutivos
realistas, agrega el doctor Beam, consiste en que los buenos hombres de ideas
son mucho más difíciles de hallas que los realistas minuciosos que gozan
criticando las proposiciones ajenas.
.5. Si un ejecutivo es arriesgado,
conviene que el otro sea cauteloso: la capacidad de arriesgarse es citada con
frecuencia como un rasgo apreciado en los presidentes e empresa.
Pero según explica el doctor Beam,
este rasgo significa en realidad “tolerancia con la ambigüedad”.
Y agrega que en los niveles superiores debe haber alguien que esté
generalmente dotado de esta tolerancia.
Este hombre puede moverse en áreas mal definidas y cuando sabe que si
espera toda la información que es de desear, ya será demasiado tarde, está
dispuesto a poner en juego su cabeza sobre la base de datos insuficientes.
Este hombre, tolerante con la ambigüedad puede ser presidente y
vicepresidente ejecutivo, pero necesita un colaborador próximo que sea
cauteloso.
.6. Si un ejecutivo es un tipo simpático,
conviene que el otro sea un tipo áspero: el doctor
Beam opina que una persona psicológicamente blanda es valiosa sólo si
trabaja en colaboración con un hombre duro que haga las veces de paragolpes.
En cualquier organización próspera debe haber, cerca de la cumbre, un
hombre capaz de blandir el hacha e incluso de ensangrentarse las manos, sin
escrúpulos inoportunos, cuando sea necesario cortar cabezas o imponer
disciplina.
¡Uno podría decir que siempre debe haber por lo menos un ejecutivo
responsable que sepa ejecutar!
Los hombres que han avanzado en equipo tienen a sentirse más incómodos
que el ejecutivo de línea cuando deben tratar con una persona en forma directa,
agresiva.
A menudo los fuertes ejecutivos de
línea parecen gozar verdaderamente cuando imponen su voluntad a los demás.
A algunos directivos de empresa no
les molesta asumir ésta responsabilidad de destituir o sermonear. Cuando en los últimos años los ejecutivos
relevados salían trastabillando de las oficinas de Revlon, hecho que ocurría con frecuencia, no quedaban muchas dudas
de que Mr. Charles Revson, presidente
de la empresa y de su directorio, se había encargado personalmente de la faena.
Sin embargo, en otras empresas el
principal ejecutivo casi nunca quiere aparecer en una actitud severa.
Prefiere ser la figura paternal.
Packard, Vance, Los Trepadores de la
Pirámide, Editorial Sudamericana SA, Buenos Aires, (1962)1971, Pág 157, 158,
159.
DIRECTORES CARACTERÍSTICAS
UNIVERSALES
Si las características personales y
las aptitudes ejecutivas son consideradas de fundamental importancia, ¿cuáles
son exactamente estas características y aptitudes?
En los últimos años, muchos
investigadores buscaron la respuesta.
Varias empresas, tales como General
Electric, American Telephone and Telegraph y Standard Oil Nueva Jersey, estudiaron las características de
personalidad de los ejecutivos.
Y varios especialistas en conducta
de las universidades y servicios de tests trataron de comprender la anatomía de
la autoridad.
Algunos investigadores llegaron a la
conclusión de que cada situación específica influye tanto sobre los requisitos,
que hay pocas esperanzas de llegar a una lista intachable de “rasgos
universales”.
Sin embargo se han obtenido varias
observaciones interesantes y comprobaciones más específicas acerca de las
características personales comunes a los ejecutivos estudiados.
El profesor William Gormbley, director del Programa
de Dirección Avanzada de Harvard, describió a los ejecutivos enviados por
sus empresas a seguir dicho programa, emitiendo estas seis opiniones respecto a
ellos:
.1. Son hombres inteligentes.
.2. Saben entenderse con la ente.
.3. Todos tienen ímpetu.
.4. Son hombres con objetivos.
.5. Aprovechan al máximo lo que
reciben.
.6. No se conforman con permanecer
estáticos.
Investigadores de Booz, Allen & Hamilton analizaron
formularios de evaluación sustancialmente idénticos referidos a 1427
ejecutivos, para comprobar si había características “universales” que
distinguieran a los hombres calificados como “dignos de ascender” de aquellos
cuya promoción no había sido aconsejada.
Creyeron hallar ocho
“características ejecutivas” que parecían distinguir universalmente, en todos
los niveles de la dirección, a los promisorios de los no promisorios.
Las ocho características, ordenadas según
su valor para discriminar, eran:
.1. Desempeño en el cargo, con qué
éxito realiza su tarea actual.
.2. Ímpetu, trabaja con energía, no
se descorazona con facilidad, ansia fundamental de realizar su tarea.
.3. Aptitud intelectual, análisis,
discernimiento, solución de problemas, etc.
.4. Autoridad, obtiene lealtad y
colaboración de otros, dirige e inspira a los demás hacia una total eficiencia.
.5. Administración, organización del
trabajo, delegación continuidad, control.
.6. Iniciativa, no espera órdenes,
descubre nuevas oportunidades.
.7. Motivación, ambición relista,
con objetivos bien planificados.
.8. Facultad creadora, ideas
originales, mente inquisitiva, forma novedosa de encarar problemas.
Una llamada de atención: El hecho de
que los rasgos citados resultaran notablemente comunes a los hombres
considerados dignos de ascender, no significa necesariamente que estos hombres
fuera, precisamente, los mejores candidatos.
Packard, Vance, Los Trepadores de la
Pirámide, Editorial Sudamericana SA, Buenos Aires, (1962)1971, Pág 181.
DIRECTORES CARACTERÍSTICAS
UNIVERSALES
Después de examinar muchas listas de
cualidades deseables, el doctor Frederick
Gaudet llegó a la conclusión de que los autores empresarios casi siempre
buscan a alguien “igual a mi” o “igual a Dios,
con algunas mejoras que se sugerirán más adelante”.
Aceptado ya que las cualidades
preferidas en los ejecutivos varían según las empresas y los niveles dentro de
las mismas, ¿hay características “universales” que distingan al candidato ideal
para un cargo elevado, de sus colegas directivos?
¿Existe, por ejemplo, algunos
hombres con un don especial para provocar una “colérica alegría”, un hondo
temor, y un profundo respeto entre sus colaboradores… mientras mantienen a los
accionistas razonablemente satisfechos?
Cuando una trata de desbrozar la
idealización propia de éste particular estrato social, para descubrir si hay
ciertas características personales que otorgan efectivamente una superioridad
general en el desempeño ejecutivo, tropieza en seguida con varias dificultades,
una de las cuales es la falta de información veraz.
¿Buscamos administradores u hombres
de iniciativa? Tendremos que eludir
este problema buscando al hombre que puede ostentar en forma aceptable
cualquiera de estos títulos.
Otro problema tedioso consiste en
que uno puede aislar una cualidad de indiscutible importancia en el rango
ejecutivo, para descubrir luego que también es importantes en otras 75
especialidades, como por ejemplo, ambición, honestidad, laboriosidad, buena salud.
Packard, Vance, Los Trepadores de la
Pirámide, Editorial Sudamericana SA, Buenos Aires, (1962)1971, Pág 173.
DIRIGENTE
Nixon (presidente 37 de Estados Unidos) tenía
la creencia de que podía neutralizar el aguijón de un suceso desfavorable
anticipándose al mismo.
Si dejaba bien en claro que esperaba
dificultades, el daño sería menor.
Ocasionalmente, estuvo acertado.
Más a menudo, las predicciones de
problemas u oposición sólo conseguían hacerlo aparecer a la defensiva si
resultaban falsas, o cortejando al desastre si se materializaba.
Kissinger; Henry, Mis Memorias
(White House Sears), Tomo I, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1979, Pág. 65.
DIRIGENTES
Sólo hay dos clases de (dirigentes
empresarios). Los que (tienen éxito) y
los que no.
Los primeros son de gran valor para
su (economía). Los otros podemos
olvidarlos.
(La primera) clase se divide también
en dos. Los que luchan, arañan y
engañan, y no pueden por menos de ganar,
y los hombres buenos, que necesitan mucha ayuda.
Michener, James A., Espacio, Planeta
y Janes Editores SA., Barcelona, 1982, Pág. 123.
DIRIGENTES Tipos
Michel
Crozier,
un sociólogo francés, ha escrito que todo ejecutivo que esté por debajo de la
cúspide de una organización enfrenta una alternativa fundamental:
(‘) puede verse a sí mismo como el
sustituto del jefe de la organización y cargar sobre sus hombros algo del peso
de decisiones burocráticas impopulares.
O
(‘’) puede convertirse en portavoz
de sus subordinados, y enfrentarse de esa forma al jefe del ejecutivo con la
necesidad de asumir toda la responsabilidad de las decisiones dolorosas.
Si sigue el primer curso de acción,
es probable que se haga impopular en la burocracia; por lo menos, a corto
plazo; pero contribuirá a generar cohesión, un sentido de dirección y finalmente
una lata moral.
Si carga el peso de toda decisión
difícil sobre los hombros de su superior, si insiste en hacer el papel de “buen
tipo”, puede ganarse la buena voluntad de sus subordinados, pero sacrificará
disciplina y efectividad; al final, se pagará un precio en moral institucional.
Semejante actitud, además, atrae las
mismas bofetadas que trata de evitar; enfoca la atención sobre los obstáculos
en vez de los propósitos.
Kissinger; Henry, Mis Memorias
(White House Sears), Tomo I, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1979, Pág. 31.
DISCURSO
A nuestro juicio, es necesario
entonces ir más allá del discurso vigente, de los mitos, fantasías y leyendas
sobre el mundo de los negocios.
No estamos pensando en hacer
empresas desinteresadas o altruistas, sino responsables.
Superar lo que Umberto Eco (1976), ha llamado “la estrategia de la ilusión” cuando
se refiere al peso de la imagen corporativa sobre la realidad cotidiana.
La imagen y el discurso dan
legitimidad, motivan.
Mientras tanto, la praxis muestra
cómo se hacen las cosas en la empresa, venciendo los obstáculos y sin reparar
en principios.
Para hacer una crítica tenemos que
volver a unir y someter discurso y praxis a un resignificación pero
incorporando valores éticos y morales.
Así veremos que en las
organizaciones, “competitividad puede rimar con solidaridad” (Michael Albert 1993).
Esto no es cambiar de sistema sino
replantear sus límites, lo permitido.
Las desigualdades y la pobreza que
produce el orden competitivo se deben a una relación de fuerzas (más agresivas
e impersonales), pero que no son algo imperativo.
En dicho orden también hay opciones
inteligentes, porque hay empresarios y gerentes que no buscan la destrucción.
Etkin, Jorge Ricardo; OIKOS Revista
de la FCE de posgrado, Año 2, N° 5, Septiembre de 1994, 62.
DIVISIONAL
Las oficinas generales (casa
central) más reciente es el conglomerado, que surgió en Estados Unidos durante
la década de 1950, integrado comúnmente por varias subsidiarias que son
propiedad de la empresa matriz.
Las oficinas generales de la empresa
matriz ejercen el control financiero sobre las subsidiarias y les ofrecen
asistencia, aunque no controlan sus estrategias ni sus estructuras y tampoco
insisten en establecer capacidades comunes, con excepción de dos capacidades necesarias
para permitir a la empresa matriz consolidar y controlar el rendimiento
financiero general; estas excepciones son los sistemas comunes de Contabilidad
y Presupuesto.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 366.
DIVISIONAL
Desde el inicio de la empresa
moderna, existen organizaciones de estructura múltiple integradas
(divisionales) por unidades cuyas estructuras no tenía que presentar una
modalidad única.
Una empresa antigua de estructura
múltiple es la compañía controladora, la cual es propietaria de acciones en
varias otras empresas y no ejerce un control directo sobre la forma en que
operan las subsidiarias.
Una empresa múltiple más reciente es
el conglomerado, que surgió en Estados
Unidos durante la década de 1950, integrado comúnmente por varias
subsidiarias que son propiedad de la empresa matriz (holding global).
Las oficinas generales de la empresa
matriz (la casa central) ejercen control financiero sobre las subsidiarias y
les ofrecen asistencia, aunque NO controlan sus estrategias ni sus estructuras,
y tampoco insisten en establecer capacidades comunes, con excepción de dos
capacidades necesarias para permitir a la empresa matriz consolidar y controlar
el rendimiento financiero general; estas excepciones son los sistemas comunes
de contabilidad y presupuesto.
Existe una tendencia notoria hacia
la estructura múltiple en empresas en las que la dirección empresarial conserva
un papel activo en la dirección del rendimiento, tanto estratégico como
operativo, pero permite que sus grupos, divisiones o centros de rendimiento
seleccionen la forma estructuras que mejor responsa a sus necesidades.
Es seguro predecir que el enfoque
hacia la estructura múltiple se utilizará cada vez más en el futuro; esto se
debe a dos motivos.
En primer lugar, la diversidad de la
empresa y las presiones competitivas del ambiente obligarán a optimizar la
estructura de cada “área estratégica de negocios-AEN”.
El segundo motivo es que la
tecnología moderna de información facilitará mucho el trabajo de las oficinas
generales en la dirección de una estructura múltiple compleja.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 368 y 369.
DIVISIONAL e Historia
(La) forma divisional evolucionó
como respuesta a las desventajas de la forma funcional (máquina burocrática),
por ejemplo, tanto General Motors
como Du Pont crecieron y se
diversificaron en sus productos y mercados.
En el caso de Du Pont, la diversificación creó un producto heterogéneo que limitó
las ventajas de escala (liderazgo en costos bajos) realizables en ocasiones
produjo sinergia negativa.
Los gerentes funcionales tomaban
decisiones de producción, manufactura y desarrollo de una gama de productos
distintivos, muchas de las cuales estaban fuera de su competencia; los
procedimientos operativos establecidos, que eran óptimos para algunos productos
no eran adecuados para otros y, debido a las presiones del cambio acelerado,
los gerentes empresariales tomaban decisiones erróneas sobre una serie de
negocios diferentes, mientas la carga total del trabajo superaba la capacidad
de la empresa y disminuía la respuesta.
La solución consistió en agrupar las
actividades de la empresa de acuerdo con los mercados de productos distintivos
y no según las funciones.
Cada agrupación, denominada
división, poseía su propia capacidad funcional; así, existían dentro de la
empresa tantos departamentos de marketing, producción e I&D como
divisiones; de hecho, la empresa organizada en divisiones parece a primera
vista un conjunto de varias formas funcionales.
Cada división es un centro de
rendimiento y su gerente tiene toda la autoridad y la responsabilidad para
asegurar su funcionamiento adecuado.
En los días iniciales de la forma
divisional, esto implicaba la responsabilidad la responsabilidad de la
respuesta operativa y competitiva; en teoría, las oficinas generales (la casa
central) conservaban el resto de las responsabilidades de la dirección general,
es decir, designar y desarrollar gerentes generales, aprobar los presupuestos
de las divisiones, controlar el rendimiento, distribuir los recursos
estratégicos y obtener financiamiento externo.
(…) De esta manera, surgieron las
funciones logísticas del Staff bajo el control de la (casa central), los cuales
trataron de conservar las funciones del Staff empresarial (ahora denominadas Tecnoestructura y Staff de Apoyo) que no ejercieran impacto sobre las libertades de
los gerentes de división (como relaciones públicas) u ofrecieran asesoría
imparcial (como la legal) a los gerentes de división sin transgredir su
autoridad.
Ansoff, Harry Igor; McDonell Edward
J.; La Dirección Estratégica en la Práctica Empresarial (en inglés “Implanting
Strategic Management, 1990), Addison Wesley Iberoamericana SA, México, 1998,
Pág. 361 y 362.
DIVISIONAL LOCAL (Holding o
Conglomerado)
La coherencia no es una condición
esencial para la supervivencia o el éxito de una empresa, ya que muchas
direcciones eligieron con éxito ignorar la coherencia, construyendo lo que se
conoce como empresas de conglomerado.
Un ejemplo espectacular fue la American ITT, dirigida por Harold Gennen, quien se hizo cargo de
una compañía telefónica ineficaz y en un
período de 25 años la convirtió en un conglomerado muy diversificado cuyos
negocios variaban desde teléfonos hasta la electrónica espacial, hoteles,
alquiler de automóviles y seguros.
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Además, desde el principio, Geneen estableció el objetivo de
aumentar las ganancias por participación en un 15% al año, el cual cumplió
durante 15 años consecutivos.
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 141.
DOBLE MORAL
(…) Nos preocupa el modelo
competitivo como una estrategia en función de un interés no declarado.
Pero también están los predicadores
y los creyentes que sinceramente tratan de mejorar las cosas siguiendo sus
convicciones y por lo tanto tienen argumentos y nada que ocultar.
Tampoco podemos pensar que los
directivos, gerentes y consultores sólo sean gente desinformada (de lo que pasa
fuera).
Ellos saben lo que hacen cuando
sostienen uno entre los sistemas posibles.
Muchos aceptan las implicancias de
la lucha competitiva, de los efectos injustos de su modo de razonar y actuar en
la práctica cotidiana.
Son conscientes de las diferencias
entre el pensar, el decir y actual de las empresas.
Corresponde (pues) hacer algunas
reflexiones sobre los participantes que están convencidos, o quieren la
competencia en y desde las empresas.
Frente a esta voluntad, ¿desde dónde
hacemos la crítica?
.a. desde la destrucción ecológica y
humana que provocan las decisiones gerenciales con la complicidad de los
integrantes y la ayuda externa (imaginamos que los competitivos van a decir que
es un mal necesario o que se destruye para construir);
.b. desde la ética¸ porque la
adhesión del personal se articula o maneja hacia un proyecto de empresa. Se logra (allí) una congruencia
individuo-organización, pero no la libre elección, porque los fines están dados
(imaginamos que los competitivo dirán que los participantes saben lo que hacen
y no son engañados).
Si lo destructivo es sólo una de las
posibilidades para los consultores, directivos y empresario; ¿por qué nos
preocupamos?
Una de las razones es que el propio
sistema permite o legitima la agresión y frente a ella hay que defenderse con
las armas disponibles.
Por eso muchos se excusan alegando
que “el sistema no perdona”, pocos aparecen actuando primero y todos dicen que
no fijan las reglas de juego.
Están los empresarios y gerentes que
–aún dentro del sistema- honestamente sostienen valores sociales para enfrentar
reglas de juego tan destructivas como “vencer o morir”, “todo es negociable”, o
“el fin justifica los medios”.
En el otro extremo, están los
gerentes que llevan al máximo la oposición, quienes tensan la cuerda hasta que
se rompe.
Hay diferencias de intencionalidad
en las empresas, en el mismo sistema competitivo.
Pero no podemos discutir las intenciones
porque no las conocemos, sólo las suponemos desde nuestra visión.
Por eso hablamos de las reglas
propias del sistema, su potencialidad y sus peligros, y no de los propósitos
personales.
Nuestra visión es que los actores
deberían decidir sobre bases éticas, en forma responsable. No por cuestión de fe, sino porque la mala
praxis Competititiva más que un esfuerzo, es una degradación.
Etkin, Jorge Ricardo; OIKOS Revista
de la FCE de posgrado, Año 2, N° 5, Septiembre de 1994, 60.
DOCENCIA
El estudiante universitario no
necesita ser motivado: el escogió la carrera y si no le gustan las materias,
quizás hizo una mala elección.
Al inicio de la democracia, debido a
los exámenes de ingreso limitativos, había una inscripción represada, tal que
cuando se abrió, el alumno manifestaba mucho interés por las clases.
A inicios de la convertibilidad, el
gobierno neoliberal no actualizó las partidas y debe haber dicho, para
conseguir más recursos: “salgan a vender”, razón por la cual comenzaron a
generarse posgrados o cursos a efectos de cobrar matrículas que no ingresaban
al flujo académico sino que se distribuían entre los docentes que los habían
proyectado, propuesto o los dictaban.
El cambio de currícula de 1997, bajo
el cartabón del “Consenso de Bolonia”,
desarrollado para homologar estudios terciarios entre países diferentes de Europa y que organizaba las carreras por
“ciclos”, ordenó las mismas de este modo, cambiando el nombre del CBC, que se convirtió en un eufemismo,
mientras quitaba contenidos de las materias para “simplificarlas”, y poder así
trasladar esos temas a ser tratados en los “nuevos” posgrados.
Por ello la carrera universitaria,
que siempre fue “estudios superiores”, se acortó a 4 años, tal que se generó en
el alumno un deseo exacerbado y hasta furor para completarla en ese tiempo, tal
que si esto no ocurre, quizás por “culpa” de docentes muy exigentes, pareciera
que el afectado sufre una “catástrofe”.
Y su contrataca, es que una vez
cumplido ese “ciclo”, queda habilitado para cursar posgrados que le parezca
mejor en “universidades privadas”, lo que es MUY injusto.
Por otro lado, al “abaratarse” la
carrera de grado, el graduado anterior, aunque en realidad tenía estudios más
completos, quedaba igualado a esta carrera rápida, que no contenía lo mismo, y
para equipararse a los nuevos, solamente tenía el camino de “ajustarse a nuevos
los posgrados”.
El propósito es volver a la carrera
de 6 años, retornar contenidos a las materias de grado, y quitar importancia a
las pasantías, supuestas prácticas de estudiantes, que en verdad sólo son una
forma más de generar recursos de “fuente 12”, de aplicación poco transparente.
Nesprías, José María; Reunión
Académica 11 de Julio de 2014.
DOCENCIA
Si alguien no sabe que ha sido mal
formado en la primaria y la secundaria, se le debe informar, indicarle
carencias y lecturas (no mirar videos)
Si la persona sabe de esto, y no
hace nada, ignara de qué y cómo cree que va a ganarse la vida en el futuro, es
cierto que siempre hay a mano muchas alternativas que violan la ley, que son,
también, salidas laborales,
Si en un tercer caso, sabe y se
esfuerza por superar esa debilidad, es muy meritorio y hay que alentarlo y
apoyarlo.
El “masomenismo” no va más.
Nesprías, José María; Reunión
Académica 18 de Junio de 2015.
DOCENCIA
La asistencia normal al curso tiene
un rango. A la conferencia del jueves
solamente un 66% de ese valor normal.
El tercio que no concurrió incluye participantes de dos tipos de
naturaleza.
Primero aquellos que de todos modos
no iban a concurrir por razones personales o varias –atendibles o egoístas- y
sobre ellas no podemos hacer casi ninguna valoración. Algunos pretenden presentar “certificados”,
como si el docente fuera una oficina de personal.
Segundo aquellos que piensan que
inscribirse en el curso 74 de LU-JU 19 a 21 en Paternal constituye un contrato fijo
de tiempo, lugar y contenidos de parte de la Universidad, que su cambio es una
agresión a ese derecho, a “a su comodidad”, o porque no les importó;
independientemente de si se iban a aburrir o interesar el tema de la
disertación, o porque creen que se pueden aprobar materias haciendo sólo
estrictamente el mínimo inevitable.
A esos alumnos los invito a
reflexionar sobre este tópico.
Recomiendo esto porque ese modo de pensar contraría la esencia de los
estudios universitarios, amplios y globales.
Posiblemente les resulte mejor
cambiarse a una Escuela de Motores donde
las condiciones de enseñanza no varían en tiempo y contenidos pueden aprender a
armar y desarmar objetos que no cambian y donde el esfuerzo está claramente
predeterminado.
Pero no importa, tendrán otras
oportunidades de demostrar que estaban en el primer grupo y no son miembros del
segundo.
Nesprías, José María; Reunión
Académica 29 de Agosto de 2013.
DOCENCIA
Cada día que pasa me vuelvo más
cartesiano, es decir; ya no me queda casi ninguna certeza, empedrado de dudas.
Ver el corto publicitario que se
ofrece para festejar el Día del Maestro,
donde se sugiere que los alumnos estudiarían “mas” si la maestra fuera “más
divertida”, “menos aburrida”, etc., mientras detrás de quien habla una persona
con uniforme de educadora primaria salta, baila y hace contorsiones payaseadas,
no contribuye a disminuir mis recelos.
Asimismo, en el canal “educativo e
infantil” PAKA PAKA el personaje
central insiste frecuentemente con la muletilla “me aburro”.
¿Será la nueva pedagogía?
Por suerte, el aviso sólo se vio ese
único día (buscarlo en You Tube),
pero el mensaje subliminal que el mismo trasmitía era que la falta de dichos
atributos eran carencias docentes.
¿Sí?
A pesar de un par de décadas de
acción docente en esa dirección (bibliografía nueva de por medio), ¿explica
esto por qué es necesaria una “materia” de comprensión de textos, ante la
constatación que casi la mitad de los alumnos no entiende lo que dice el papel
escrito?
Según el ministro nacional del ramo,
los problemas de la educación “…vienen desde 1810…”, (¿habrá querido decir
2010, 1910 o 1950?)
En los “malos viejos tiempos” del
pasado, entender se lograba con un constante trabajo de lectura en voz alta en
clase: al principio mucho de “La Razón de
mi vida”, y luego “UPA”.
Esto ha sido reemplazado por
“conexión” a internet de la netbook, siempre que en el lugar de que se trate
haya wi fi.
Además de todo lo cual, ¡se
“recomienda” analizar y “debatir” noticias de la realidad cotidiana según
diarios, revistas (¿Billiken?) o
páginas web!
Tampoco se explica cuál es la causa
de que, no obstante lo conocidamente lábil que se ha vuelto el secundario,
(memorable el viaje de fin de curso), ¿será por eso el porcentaje igualmente
elevado de alumnos que no terminan el ciclo?
Y, al cabo, encontramos en la Universidad, a pedagogos que ahora
insisten en que, como estamos en “la era del conocimiento” incorporemos a
nuestras páginas virtuales “videos” (¿una moviola ready made?), para lo que nos
recomiendan ciertas direcciones en la que se pueden elegir aquellos que se
adapten a los temas.
¿Será esto más divertido? ¿Qué puede aprenderse allí que no se logre
con el denigrado método de los casos?
¿Nadie se sorprende que proliferen
las fotocopias (y los compilados varios) mientras los alumnos de Medicina van en los medios de transporte
público trasladando gruesos libros extranjeros bajo el brazo?
O que una colega joven, bonita, que
recientemente ha terminado un posgrado; (pero algo atropelladora), cuestione
los temas del programa omitiendo prudentemente informar cuál es su
propuesta. ¿Habrá leído al menos los
prólogos de nuestros OCHO libros de la disciplina?
Cuando pedimos un trabajo escrito
(una ACTIVIDAD), siempre indicamos que se premiará la agregación de valor, la
creatividad y la innovación (tan propia de la juventud), y que se descartará el
“cut y paste acrítico”.
Avisamos de ello con mucho tiempo,
así como planteamos estar a disposición para atender consultas antes de la
fecha de entrega, debido a que la consulta pública aprovecha a todo el curso y
evita repeticiones.
¿Se formulan consultas? NO.
Los pocos alumnos que lo hacen
esperan al final de la clase fuera de hora” para presentar sus “dudas”, obtener
confirmaciones, y, muy probablemente, generar “predisposición positiva”, tal
como si todavía estuviera en el secundario.
Más aún: cuando se explica o se
aclara una consigna (que, ha sido dada por escrito, está publicada y respecto
de las cuales, en la mayoría de los casos no se ha formulado requerimiento
alguno), nadie pregunta nada.
¿Se habrá escuchado? ¿O será que es más fácil equivocarse y
esperar indulgencia?
Los resultados son bastante
ambiguos, excepto para los especialistas.
E incluimos actividades grupales, en las que si un miembro no prestó
atención, alguno de los otros debió haberlo hecho. Pero…, ¿lo hizo?
¿Será por “no divertido” o
“aburrido”?
Bueno, es suficiente. Pasemos sigamos con otro tema, según el
programa de la materia.
Nesprías, José María; Reunión
Académica 13 de Octubre de 2014.
DOCENCIA
Cuando un docente toma una prueba,
él también rinde examen.
Con suerte, los jefes no lo saben,
no se enteran, están ocupados en otras cosas y no miran (o porque en definitiva
no les importa, ya que no van a ascender al profesor ni lo pueden despedir).
Sin suerte, todos lo observan,
porque esperan verlo fallar o fracasar, o para estar preparados para avanzar y
reclamar (inmediatamente) por si a alguno se le ocurriera reasignar ese cargo
en base a méritos o a algún otro factor.
Esta gente disfruta cuando las cosas
le van mal a los otros.
En cuanto a las calificaciones, con
nosotros, es relativamente fácil obtener una nota excelente.
Lo principal es “no perder puntos”
en las evaluaciones de los diferentes asuntos (actividades, inasistencias, y
obviamente exámenes).
Esto es un problema, pero bastante
sencillo de resolver: hay que ocuparse de dichas cosas, estando “encima de
ellas”, y no esperar ni de la buenaventura, ni de la ignorancia (que califica
para arriba para no discutir), o de la generosidad del evaluador.
Así, habiendo ya comprobado esto
muchas veces, vemos que cada evaluación parcial tiene un valor máximo, y que en
su conjunto todos los incisos son los que conforman el resultado.
Se puede discrepar sobre la
importancia de los apartados, pero es casi imposible ser arbitrario (como hemos
explicado en otro lugar), ya que todos conforman una parte acumulativa de la
nota (es decir una modificación arbitraria solo varía el final en decimales).
Si se presta atención a dichos
rubros para cursos anteriores, se puede formular una estrategia que disminuya y
hasta anule la “pérdida de puntos”.
Pero claro, insistimos, hay que
ocuparse.
Comencemos por los ensayos breves
que se piden, no deben pasar de la extensión solicitada, aunque hay colegas que
aceptan mamotretos inentendibles de muchas páginas; una costumbre muy
“nacional” consistente en invalidad la lectura detallada enterrándola en el
espesor de los legajos.
Se trata de trabajos significativos,
ya que, con bastante probabilidad, son los primeros trabajos que los alumnos
deben ejecutar por sus propios medios (o en grupo) en el curso de la carrera
universitaria; en cuyo caso el proceder más frecuente es el “cut & paste”
acrítico (es decir el plagio).
Pero la actitud complaciente que
tolera un bajo nivel de búsqueda, análisis, investigación y redacción, deja más
tiempo libre para cursar y aprobar otras materias en las mismas condiciones.
No son de extrañar los resultados
internacionales que se obtienen.
Y ahora, en el examen, ocurre algo
similar.
Sólo es necesario alcanzar 700 u 800
puntos, según los casos y la cantidad de preguntas.
No se puede responsabilizar a la
“falta de tiempo”, si por alguna razón, no habiendo estudiado, entendido o no
preguntar oportunamente, o por tomar los asuntos como algo carente de interés,
se sufren deméritos; cada uno de éstos también, significó “perder puntos”.
DOCENCIA
Y si por lo dicho antes, u otras
causas semejantes, algo así ocurre, esperamos que por lo menos lo sea por
motivos que valgan la pena; no por indolencia, ignorancia o tontería.
Si algo naufraga, en nuestro sistema
es porque el proyecto se planeó mal, no se “puso en marcha” debidamente o se
asignaron mal las prioridades.
No les echaremos la culpa a otros.
Es necesario que comprendamos que,
la profesión, o un estudio, es la vida en última instancia; empieza en un
momento y dura para siempre.
Además se trata de Adhocracia, es
decir uno de tantos proyectos que se van completando y se suceden
continuamente.
Nesprías, José María; Reunión
Académica 15 de Febrero de 2014.
DOCENCIA
Dentro del conjunto de mis alumnos,
suele haber casos particulares.
Se trataba de una alumna de un país
vecino norteño, es decir es un posible sujeto de discriminación.
Antes, he tenido alumnos de esos
países, que estudiaban mucho, hacían esfuerzos, no “lloraban la carta”, y
sacaban buenas notas.
En este caso, no obstante, falta
mucho a las clases.
Le ofrecí, como de modo general hago
a todos públicamente que no se sienta apocada, que formule preguntas o consulte
sobre lo que no entiende.
No hace nada. Esto sugiere que al momento de las
explicaciones no tiene claro sobre el tema o sobre qué interpelar.
De igual modo, se indica que está
habilitado el correo, tanto la casilla de la página web de estudio cuanto la
dirección oficial del profesor.
No recurre tampoco a este medio.
Se avisa, asimismo que, dado que
dicto otro curso en días distintos y horarios más tardíos, concurra a las
clases allí, para recuperar lo perdido y para recuperar la asistencia de su
propio curso.
No viene nunca.
El día del examen llega 50 minutos
tarde, a pesar de lo que se le informa de modo que lo escuchen todos los
asistentes, que no se ponga nerviosa porque el tiempo de resolución es
aproximadamente el que le resta, que escriba lo que sepa porque el tiempo le va
a alcanzar.
Luego, a medida que los asistentes
van entregando lo completado, ella va quedando, y así pasa hasta 80 minutos.
Se le avisa que nos quedaremos unos
momentos más hasta que llegue el colega que usa el aula a continuación.
No dice nada, pero formula varias
preguntas sobre cosas que revelan que no tiene muy claro lo que debía saber, ni
las preguntas, ni ideas de la respuesta y que debe contestar.
¿Qué debía hacer?
Asignarle la calificación que le
corresponda, según lo que haya respondido.
Hay personas que no se entiende cómo
llegaron hasta aquí.
Nesprías, José María; Reunión
Académica 24 de Noviembre de 2014
DOCENCIA
Nosotros estamos comenzando el
primer tiempo del “alargue”, y el Profesor
March ya se encuentra en la etapa de los “penales”.
El rey no está desnudo; como a él le
gustaría (ya que si así fueran se apresurarían actividades con amantes); por el
contrario está vestido, mal vestido, y por lo tanto tiene que dedicarse y
buscar en el placard para verse mejor, y usar los mecanismos que la gente
civilizada práctica.
Con el ambiente pasa lo mismo.
Nesprías, José María; Reunión
Académica 5 de Septiembre de 2014
DOCENCIA
Cuando un curso termina, y teniendo
en cuenta el grado de satisfacción (valor) que el mismo le ha generado, le
rogamos que colabore con nosotros del modo siguiente:
.A. al evaluar su satisfacción
(valor) procure NO tener en cuenta la calificación que ha obtenido. Esto es bastante difícil.
.1. Ud. Puede ser de los alumnos que
resultó MUY satisfecho: en ese caso, recomiéndenos a aquellos amigos o
compañeros que deseen cursar la materia.
Por favor recuerde el punto .A.
.2. Ud. Ha sido un laborioso más que
ha quedado MEDIAMENTE satisfecho, haga lo mismo con sus compañeros, pero quizás
sea prudente recordarles cuales son los aspectos que más le incomodaron
(temática aburrida, profesor aburrido, tener que estudiar mucho, control de
inasistencias, exámenes complejos, muchas Actividades, etc.), y por sobre todo,
mencione todo lo que desee, procurando que su juicio no se vea influido por el
punto A.
.3. Una parte no menor de los
alumnos termina MÍNIMAMENTE satisfecho.
No incluimos a los alumnos que desertaron, que abandonaron luego del
primer examen reprobatorio, ni a los alumnos regularizados que no se presentan
al final.
Explique a sus compañeros los
motivos por los que este curso no ha sido satisfactorio, y si la causa ha sido
el punto A., ¡no invente otras!, diga la verdad., y mencione qué aspectos de
los temas le han molestado y si hay alguno que le pareció mejor.
Nunca todo es “tan malo”, y
cualquiera sabe que hay otras fuentes de recomendaciones, y aunque las
estadísticas que circulan suelen tener algunos errores, a la larga los datos
verdaderos se saben.
.B. al evaluar su satisfacción, un
factor de bajo valor resultaron las Actividades. Si Ud. Piensa que se lo hizo trabajar en
exceso y que, ¡al final! Su efecto en la nota fue mínimo, no se desanime,
quizás tiene razón.
Considere que las ACT son solamente una “fila” más de una extensa serie
de líneas con las que se forma el examen, y que contribuyen marginalmente a
formar la nota.
Ud. Sabe que, errores u omisiones en cualquiera de esas partes, nunca es
decisiva,; tampoco las ACT, es decir que nadie aprueba solo con la nota de las
ACT, y que con tantas “cuentas” para
llegar a las variables, es casi imposible que haya sido tratado con
discrecionalidad.
El Curso intensivo, tanto el de verano cual el de invierno es un curso
cuyo dictado resultado muy agradable.
.1. Porque permite volver a trabajar
en la Sede Córdoba, y desde 2009 usar las aulas “nuevas”.
.2. Porque permite trabajar de noche
.3. Porque como es tarde, cuando se
sale casi no hay nadie y permite revivir la idea de que se es “un dueño”.
.4. Por el placer del esfuerzo.
.5. Porque como es breve y rápido,
no deja lugar a “decepciones”, no nos llegamos a encariñar o a odiar a nadie, y
por tanto, es más objetivo.
Es decir que nadie aprueba solo con
la nota de las ACT, y que con tantas “cuentas” para llegar a las variables, es
casi imposible que haya sido tratado con discrecionalidad.
Más es cierto que a Ud. todo esto no
le importa. ¡Quería el 7 o más para
promover y no lo ha logrado! ¡La culpa
es mía!
¿Quizás con otro docente o en otra
ocasión pueda probar, POR EJEMPLO no faltando a las clases, cumpliendo con las
tareas que se piden y estudiando más?
Nesprías, José María; Reunión
Académica 16 de Marzo de 2013.
EFICIENCIA y EFICACIA
Cuando la cultura enfatiza hacia el
adentro, hacia los recursos, estamos hablando de Eficiencia, es decir “hacer
las cosas correctas”.
En cambio, cuando la cultura
enfatiza hacia el afuera, hacia los mercados, estamos hablando de Efectividad,
es decir “hacer las cosas correctas”.
Eficiencia sería tener muy bien
ordenadas y prolijas las reposeras en la cubierta del Titanic.
Efectividad es no trabarse el
iceberg.
Levy, Alberto; La Rutina y la
Ruptura, Editorial Tesis, Buenos Aires, 1990, Pág. 121.
EMBAJADORES
Los embajadores tienen hoy en día
poca libertad como negociadores.
El teléfono y el télex desde sus
capitales les dan instrucciones detalladas; también pueden cambiarlas en una
hora.
Pero si bien los embajadores de la
era del jet se han convertido en carteros diplomáticos, resultan esenciales
como intérpretes políticos, y antes que haya una emergencia.
Los funcionarios que trabajan en sus
capitales pasan tanto tiempo dirigiendo pesadas burocracias que tienen poco
sentido de las complejidades de otras capitales y otros líderes; mucho menos,
ciertamente, que en los días en que en los días en que los diplomáticos
importantes del mundo provenían todos de antecedentes similares y se
comunicaban dentro del mismo marco cultural.
No hay sustituto para la perspicacia
de un hombre destacado en el lugar, que alterna lo suficiente para tomar el
pulso a la vida política sin que la misma lo absorba tanto como para perder la
perspectiva.
Su papel es crucial en las crisis,
cuando las apreciaciones que afectan cuestiones de vida y muerte dependen de
una sutil y rápida comprensión de intangibles.
Kissinger; Henry, Mis Memorias
(White House Sears), Tomo I, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1979, Pág. 83.
ENGAÑAR
Sócrates: ¿Dónde se da mayormente el engaño,
en las cosas que difieren mucho, o en las que difieren poco?
Fedro: En las que difieren poco.
Sócrates: De ahí entonces que se advierta
menos que has llegado a lo contrario, si pasas de una cosa a otra poco a poco,
y no a saltos.
Fedro: ¿Cómo no?
Sócrates: Por lo tanto, es preciso que quien
se disponga a engañar a otro y a no ser él mismo engañado, discierna con exactitud
la semejanza y la desemejanza de las cosas.
Fedro: Ciertamente es necesario.
Sócrates: ¿Y será capaz, desconociendo la
verdad de cada cosa, de distinguir en las demás semejanza, grande o pequeña,
del objeto por él ignorado?
Fedro: Es imposible.
Sócrates: Así, pues, en el caso de los que
se forman opiniones en pugna con la realidad de las cosas y se equivocan, está
claro que el error se ha insinuado en ellos en virtud de ciertas semejanzas.
Fedro: En efecto, así se origina.
Sócrates: Luego, ¿es imposible de algún modo
que posea la técnica de irse apartando gradualmente, por medio de semejanzas,
de una realidad hasta llegar a su contrario, o de escapar personalmente de este
engaño, aquel que no está en posesión del conocimiento de lo que es cada una de
las realidades?
Platón, El Banquete, Fedón y Fedro,
con traducción de Luis Gil, Colección Historia del Pensamiento, Volumen N° 3,
Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Pág. 342.
ENTENDERSE con TODOS
En el Pentágono había muchos con quienes al principio no me llevaba bien,
viejos oficiales a quienes sólo les interesaba construir imperios burocráticos.
Pero a medida que trataba más tipos
distintos, comprendí que para triunfar uno tiene que entenderse casi con todos.
Si a uno no le gusta la gente con la
cual trabaja, es mejor que no lo manifieste.
Aprendí que para ser un buen líder
tenía que hacer un delicado equilibrio, presionando hasta cierto punto, un poco
más allá de lo que presiona la mayoría, pero sin llegar a pasar por un
alborotador.
Si un grupo había pasado por un
periodo excepcionalmente duro de trabajo, yo ya sabía lo suficiente para
aflojar un poco los tornillos e invitarlos a todos a nuestro apartamento con
sus esposas a tomar unas copas.
También sabía que si hacía tiempo no
tenía mucho que hacer, acogerían complacidos un período de intensa actividad.
Watson, Thomas J., Padre, Hijo &
Cía., Grupo Editorial Norma SA, Bogotá, Colombia, 1991, Pág. 126.
ENTREVISTAS
Los gobernantes acuden a
entrevistarse con sus adversarios pretendiendo obtener buena prensa una vez de
regreso a sus lugares de origen; buscando palancas que utilizar en sus
relaciones con otros países, o esperando sacar partido de la debilidad o la
irresolución de su oponente, y como resultado de ello, obtener determinadas
ventajas.
Las relaciones internacionales no
son como una comida en un club o una partida de golf con los amigos.
Se parecen más bien a entrar en un
foso de serpientes donde si las buenas intenciones y los buenos modales son
practicados con exceso frente a la malevolencia del adversario, sólo acarrearán
considerables perjuicios.
Ningún gobernante se enfrentará a su
adversario a menos de estar totalmente seguro de sus fuerzas y de sus
debilidades, así como las de su oponente; a menos que sepa lo que quiere
conseguir y lo que está dispuesto a dar, y a menos de estar preparado para
contender con expertos.
Nixon, Richard; La Verdadera Paz,
Editorial Planeta SA., Barcelona, 1984, Pág. 30.
ENTROMETERSE
(El emperador romano Claudio hablando con uno de sus libertos
que era secretario de guerra.)
-Jerjes
el Grande tenía un ministro de guerra llamado Hermótimo, un eunuco como tú, y cada vez que se le permitía a Hermótimo solucionar por su cuenta un
problema táctico, como por ejemplo la reducción de una ciudad inexpugnable o el
cruce de un río invadeable, sin botes, el problema quedaba siempre solucionado.
Pero si Jerjes o algún otro trataba de entrometerse con consejos o
sugestiones, Hermótimo solía decir
que el problema se había vuelto demasiado complicado para él y pedía que lo
excusaran.
Tú eres un segundo Hermótimo, y para congraciarme con la
suerte te dejaré con tus propias artimañas.
Tu previsión en el caso del
barco-obelisco e ha ganado mi confianza.
Entiende que espero grandes cosas de
tus camellos y sus cargas.
Si me desilusionas me
desagradará mucho…
Graves, Robert, Claudio El Dios y su
esposa Mesalina, Alianza Editorial, Madrid, 1978, pág. 319.
ENTROPIA
En una visión del problema, que toma
como puntos de partida la primera y segunda ley de la termodinámica, se ve la actividad
económica como un sistema abierto a la entrada de energía solar, en el que la
energía y los materiales son procesados y sufren una serie de transformaciones
en sus estados.
Entran al proceso en una estado de baja
entropía (como recursos productivos altamente útiles) y salen en un estado de
alta entropía, esto es como residuos, que a su vez pueden ser de dos tipos:
desechos materiales y calor disipado.
Si bien es cierto que mediante el
reciclaje se pueden aprovechar gran parte de los materiales utilizados, la
segunda ley de la termodinámica nos muestra que el reciclado nunca llegaría a
una eficiencia completa (del 100%), porque parte de la energía disponible se
degrada (y desaparece).
Girardín, Osvaldo; Valor y Precio en
Enoikos Revista de la Facultad de Ciencias Económicas, Año IV, N° 10, Mayo,
1996, Pág. 31.
EPISTEMOLOGÍA
Porque de una hipótesis empírica
auténtica, yo exijo, no que en realidad, sea concluyentemente verificable, sino
que alguna experiencia sensorial posible sea adecuada a la determinación de su
verdad o de su falsedad.
Si una proposición planteada no
logra satisfacer este principio, y no es una tautología (repetición inútil),
entonces sostengo que es metafísica, y que, al ser metafísica, no es verdadera
ni falsa, sino literalmente carente de sentido.
Ayer, Alfred J., Lenguaje, verdad y
lógica (1946), Colección Historia del Pensamiento, Volumen 44, Hyspamérica
Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, 1984, Pág. 33.
EQUILIBRIOS
Una república bien mezclada, debe
parecer ser a la vez ambos regímenes, democracia y oligarquía, y ninguno, y
conservarse por sí misma no porque sean mayoría los que quieren ese régimen,
pues esa condición podría darse en un régimen malo, sino por no quiere otro
régimen ninguno.
Vico, Giambattista;
Ciencia Nueva, Tomo I, volumen N° 97, Colección Historia del Pensamiento,
Hyspamérica, 1985, Pág. 15.
EQUIPO
Si bien tengo opiniones sólidas,
siempre consideré esencial probarlas contra hombres y mujeres de inteligencia y
carácter: aquellos que me hacen frente se ganan mi respeto, y a menudo se
convierten en mis asociados más cercanos.
Si mi equipo iba a tener influencia
decisiva en la orientación del planeamiento interdepartamental, tenía que
compensar con calidad lo que le faltaba en cantidad.
Ciertamente, su reducido tamaño
podía ser una ventaja, puesto que nos sería posible evitar las interminables
negociaciones internas que entorpecen organizaciones más grandes.
De modo que busqué hombres y mujeres
jóvenes, y los ascendí rápidamente en el razonamiento de que alguien bien
avanzado en su carrera habría alcanzado su cota de rendimiento y sería
improbable que rindiera mucha más en mi equipo que en su posición actual.
Recluté funcionarios profesionales
del servicio exterior, del Departamento
de Defensa, y de la comunidad de inteligencia, tanto para aprovechar su
experiencia como para que me ayudaran a orientarme en el laberinto burocrático;
contraté gente de talento del mundo académico.
Par equilibrar busqué representantes
de tantos puntos de vista diferentes como me fue
posible.
Kissinger; Henry, Mis Memorias
(White House Sears), Tomo I, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1979, Pág. 30.
EQUIPO
El líder llegará a darse cuenta que,
aunque sus responsabilidades en un proyecto pueden cumplirse y realizarse
competentemente, el éxito no estará garantizado a menos que los demás miembros
del equipo actúen también con competencia.
Esto se convierte en la fuente de un
nuevo tipo de duda.
El proceso es análogo al de escalar
una montaña.
Los escaladores de preocupan y se
sienten indecisos en cuanto al nivel que está ante ellos, y sólo cuando han
dominado ese nivel, tanto si es intelectual como si es estratégico empiezan a
resolver sus dudas concernientes al nivel que tienen por delante (observar la
analogía con la satisfacción de las necesidades que plantea Maslow).
Es verdad que algunas personas
siempre se preocuparán y se sentirán indecisas acerca del pico más alto antes
de haber dominado la primera etapa.
Los tienen que educar y animar a
tales seguidores a centrarse en la tarea inmediata y esperar que los líderes de
la organización se preocupen del pico más alto.
Bornstein, Steven M.; en El Líder
del Futuro (1996), compilado por F. Hesselbein; M. Goldsmith y R. Beckhard,
Ediciones Deusto SA., Buenos Aires, 2005, Pág. 314.
EQUIPO y AISLAMIENTO
Pocas dudas pueden quedar de que el
llamado equipo Nixon (presidente 37 de
los Estados Unidos), nunca existió
excepto en la Casa Blanca, y que aún
allí se desintegró después, bajo las presiones.
Hubo varias razones para ello.
Muchos de los medios de difusión
sentían antipatía hacia Nixon por su
filosofía y sus antecedentes.
De esta forma se creó la tentación
de atribuir el mérito de los acontecimientos más favorables a los asociados más
admirados y cargarle a él la culpa de todo lo que fuera impopular.
Hubiera sido necesario que esos
asociados tuvieran cualidades sobrehumanas de dedicación y contención para
rechazar los laureles conferidos.
Ninguno, incluido yo mismo, llegaba
a poseer esas cualidades.
Como resultado, se desarrolló una
inversión de la práctica tradicional.
En la mayoría de las administraciones,
las buenas noticias son anunciadas por la Casa
Blanca y las noticias impopulares se dejan a los departamentos para que
éstos las difundan.
En la administración Nixon, la burocracia adquirió una gran
habilidad para dejar filtrar prematuramente las noticias buenas a fin de
asignarse el crédito de las malas, y para revelar las malas noticias de forma
que la culpa recayera sobre el presidente.
Esto, a su vez, reforzó la ya fuerte
tendencia de Nixon a creerse rodeado
de una conspiración que llegaba hasta sus colegas del gabinete; ello no hizo
otra cosa que aumentar su ya marcada inclinación al retraimiento y al
aislamiento.
La administración se convirtió en un
conjunto de baronías presididas por señores feudales que protegían sus
territorios lo mejor que podían de las incursiones de una autoridad central que
arremetía periódicamente desde su fortaleza, llena de partidarios celosos de
afirmar su poder.
Kissinger; Henry, Mis Memorias
(White House Sears), Tomo I, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1979, Pág. 31.
EQUIPOS
El desplazamiento en la distribución
del poder se manifiesta en forma clara en el creciente hincapié en el papel de
los equipos.
Un equipo no es simplemente una “Task force”, es decir una agrupación
temporal de personas con una misión específica, pues los miembros de las “task forces” son designados por sus
superiores, los cuales definen su misión y fijan los criterios para juzgar su
ejecución.
Un verdadero equipo, por el
contrario, define sus objetivos y encuentra maneras de alcanzarlos integrando
la concepción de las tareas con su ejecución.
Dado que en la organización basada
en los conocimientos, los equipos fijan sus propios objetivos, también están en
libertad de utilizar cualquier nueva información que se les presente para
refinar sus métodos y objetivos a medida que realizan su trabajo.
De ese modo, los equipos autónomos
permiten a la gene corriente organizarse de manera que puedan utilizar en
tiempo real la tecnología de la información.
Helgensen, Sally; en El Líder del
Futuro (1996), compilado por F. Hesselbein; M. Goldsmith y R. Beckhard,
Ediciones Deusto SA., Buenos Aires, 2005, Pág. 51.
ESTILOS DE DIRECCIÓN
(Una vez determinado) el nivel
mínimo de acometividad que la dirección necesita para efectuar un cambio
oportuno; cuando la opción está disponible, los siguientes factores determinan
el nivel de acometividad por arriba del mínimo:
.1. Estilo de Dirección:
Los
directores autoritarios prefieren actuar en forma decidida y enérgica para
reducir el proceso de cambio; los directores participativos prolongan la
duración del proceso con el propósito de reducir la resistencia al mínimo.
.2. La incertidumbre:
La
misma ejerce influencia sobre la elección.
Puede ser difícil calcular con precisión el momento adecuado para
ingresar a un mercado con el fin de captar la demanda que surge o la ocasión
para implantar una respuesta competitiva antes de que la empresa pierda su
participación en el mercado; cuando el cálculo de la incertidumbre es grande,
la dirección prefiere mucho poder y una duración del cambio corta.
.3. La propensión de la Dirección al
riesgo empresarial:
También
influye en la elección del método, sobre todo en el caso de oportunidades;
existe generalmente un acuerdo entre las entradas tempranas en el mercado, que
aseguran una posición de liderazgo para la empresa pero que pueden ser
prematuros y costosos, y las entradas tardías realizadas por las empresas poco
competitivas, que no puede esperar obtener el liderazgo pero que son menos
propensas al fracaso.
Los
directores innovadores eligen actuar más enérgicamente
y los directores precavidos prolongan el cambio con el paso del tiempo.
Ansoff, Harry Igor; McDonell Edward
J.; La Dirección Estratégica en la Práctica Empresarial (en inglés “Implanting
Strategic Management, 1990), Addison Wesley Iberoamericana SA, México, 1998,
Pág. 462.
ESTRATEGIA
Sólo la estrategia permite evaluar
un resultado real, al hacerlo en confrontación con un objetivo. Recién al poder disponer de un objetivo,
podemos detectar un problema.
Recién detectado un problema, es
posible descubrir una oportunidad.
Para esto existen los gerentes: en
estado de certeza, no hacen falta.
Levy, Alberto; La Rutina y la
Ruptura, Editorial Tesis, Buenos Aires, 1990, Pág. 173.
ESTRATEGIA
Generalmente se habla de estrategia
como la simple identificación y ulterior selección de cursos de acción
alternativos “para llegar a objetivos y metas previamente establecidos”.
Es decir, los objetivo0s y metas
eran los inputs iniciales del proceso de determinación de la estrategia.
Sin embargo, para que la estrategia
sea realmente estrategia, deberá incluir necesariamente, como paso inicial, la
determinación de sus objetivos y metas.
La estrategia es justamente
estrategia porque es determinación de la Misión, el Vector de la Unidad de
Negocio, y los Objetivos.
El hecho de definir esos propósitos
es lo que la diferencia del nivel operacional (gerencial) y del nivel táctico
(operativo)-
Configura entonces, el esquema de
razonamiento de la Dirección del que surgen los planes, los programas y los
presupuestos.
La Estrategia constituye
el cuerpo de hipótesis de partida del que surgen, en un nivel inmediato
inferior los planes.
Estos, a su vez, son las hipótesis
empleadas como premisas en el nivel de los programas (gerencial), y estos las
hipótesis de los presupuestos (operativos).
Por lo tanto, la estrategia es el
“lenguaje” de la Alta Dirección”.
Levy, Alberto; La Rutina y la
Ruptura, Editorial Tesis, Buenos Aires, 1990, Pág. 36.
ESTRATEGIA
Traté de imponer coherencia en tres
etapas.
Primero, intenté concretar lo que
consideraba que era una de las responsabilidades principales del jefe de
cualquier departamento: despertar en sus subordinados un tipo de funcionamiento
del cual ellos mismos no supieran que eran capaces.
Insistí en la redacción de memorándums
bien pensados.
Manejé mi personal sin piedad. Muchos no pudieron soportar el ritmo o mi
temperamento y renunciaron.
Ellos son el origen de muchas
publicaciones nada amistosas relativas a mis métodos administrativos.
Aquellos que se quedaron, y fueron
la mayoría, respondieron noblemente a las demandas, muchos se hicieron amigos
personales. El trabajo analítico del
Departamento mejoró notablemente.
En segundo lugar, ascendí a
posiciones encargadas de la planificación a largo plazo a ex ayudantes
importantes a quienes había reclutado del personal del Consejo de Seguridad Nacional (una suerte de Ministerio de Estrategias para la Seguridad). Estaban familiarizados con mis métodos y
entendían mi insistencia en una estrategia.
Kissinger, Henry; Mis Memorias
(Years of Upheaval), Tomo II, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1982, Pág.
368.
ESTRATEGIA
Los norteamericanos no se beben cada
uno cincuenta galones (230 litros) de bebidas gaseosas al año porque tengan que
tomárselos.
El agua es mucho más barata y el
alcohol es más estimulante.
Pero toman una gaseosa, con más
frecuencia hoy que un vaso de agua o cualquier otra bebida, porque las gaseosas
se han vuelto parte de la vida norteamericana.
Y porque compañías como Pepsi y personas como yo dedican una
gran cantidad de tiempo y energía para estimular al consumidor en ese sentido.
Lo hacemos con anuncios impresos;
con cupones en los diarios, con letreros en los estadios y carteleras en las
carreteras, con despliegues vistosos en los supermercados y las tiendas, con
estribillos pegajosos en anuncios por radio.
Y lo hacemos en los comerciales de
televisión.
Los comerciales de televisión se
vuelven cada día más importantes.
Enrico, Roger; Kornbluth Jesse; La
Guerra de las Colas, Editorial Norma SA., Bogotá, Pág. 19.
ESTRATEGIA
El 10 de mayo de l972 se formuló una
declaración presidencial, una de una larga serie, expresando su confianza en la
eficiencia de las guerras psicológicas; como era natural, Nixon insensatamente
sobreestimó la capacidad de la CIA (Agencia
Central de Inteligencia de los Estados
Unidos) en ésta área.
Quería que se supiera que
regimientos norvietnamitas enteros habían dejado de existir y que la moral
norvietnamita estaba decayendo.
Nixon (presidente 37) pensó que la CIA presentaba “una total falta de
imaginación” en estos asuntos.
El 13 de mayo llegó un memorándum
reduciendo la brusquedad anterior de alguna forma, diciendo que los tres nuevos
escuadrones de la Fuerza Aérea enviados
a Vietnam del Sur deberían
posibilitarnos acelerar el programa de retirada de tropas, permitiéndonos
retirar fuerzas de apoyo adicionales.
El 15 de mayo Nixon propuso que acumuláramos todos los tanques en Vietnam del Sur para efectuar “por lo
menos una ofensiva sorpresiva contra el enemigo” en alguna zona donde pudieran
ser empleados en forma eficaz.
Él supuso –no sin razón-, que estas
ideas no serían muy bien apreciadas por Moorer,
Abrams, Haig ni por mí, pero recordó a Haig
y a mí el esplendor no convencional de Patton
y MacArthur e instó a que leyéramos
el inspirador pasaje de Churchill.
Nixon
correctamente,
lamentó que las fuerzas armadas, utilizadas durante años por el liderazgo
civil, demostraron ser incapaces de responder en forma imaginativa cuando se
les daba carta blanca más amplia.
Alexander
Haig
“por cierto es una excepción”. El 18
de mayo Haig fue adecuadamente
premiado por una nota presidencial, que ordenaba que nuestro bombardeo
continuara, mientras la delegación presidencial se encontraba en Moscú; Haig permanecería en Washington.
Nixon escribió que no cometería el mismo
error que cuando limitó el bombardeo en conexión con su viaje a China.
Kissinger; Henry, Mis Memorias
(White House Sears), Tomo I, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1979, Pág. 823.
ESTRATEGIA
Cuando la turbulencia
en el ambiente empezó a alcanzar (niveles elevados), las empresas
comenzaron a utilizar sistemas actuales denominados dirección estratégica de
solución de problemas.
El sistema es fácil de implantar y
utilizar y no interfiere la estructura y los sistemas existentes.
Los componentes de la dirección
estratégica de solución de problemas, son los siguientes:
.1. Se establece una vigilancia
continua sobre las tendencias ambientales, empresariales, tecnológicas,
económicas, sociales y políticas.
.2. El impacto y la urgencia de las
tendencias se calculan y presentan a la alta dirección como problemas
estratégicos clave en juntas frecuentes y siempre que se percibe como una
amenaza u oportunidad importantes.
.3. Entonces, junto con el equipo de
planificación, la alta dirección clasifica los problemas en cuatro categorías:
.a. problemas muy urgentes con un
efecto amplio y que requieren atención inmediata.
.b. problemas urgentes en forma
moderada con un efecto amplio y que pueden solucionarse durante el siguiente
ciclo de planificación.
.c. problemas que no son urgentes,
que se producen un efecto amplio y que requieren una vigilancia continua.
.d. problemas que se constituyen en
“falsas alarmas” y que pueden dejar de tenerse en consideración.
.4. Los problemas urgentes se
asignan para su estudio y solución a las unidades existentes en la organización
o, cuando se requiere una respuesta rápida en esta, a fuerzas de trabajo
especiales (creadas al efecto).
.5. La alta dirección vigila el
proceso de solución de problemas, buscando implicaciones estratégicas y
tácticas.
.6. La alta dirección actualiza la
relación de los problemas y sus prioridades por medio de una revisión
periódica.
Ansoff, Harry Igor; McDonell Edward
J.; La Dirección Estratégica en la Práctica Empresarial (en inglés “Implanting
Strategic Management, 1990), Addison Wesley Iberoamericana SA, México, 1998,
Pág. 20.
ESTRATEGIA
Una estrategia posee varias
características distintivas:
.1. El proceso de formulación
estratégica produce una acción que no es inmediata, sino que más bien establece
las direcciones generales en las que la posición de la empresa crecerá y se
desarrollará.
.2. Como consecuencia, la estrategia
debe utilizarse para crear proyectos a través de un proceso de búsqueda. El papel de la estrategia de búsqueda
consiste, en primer lugar, en centrarse en áreas definidas por la estrategia y,
en segundo lugar, en seleccionar y descubrir posibilidades que no concuerden
con la estrategia.
.3. La estrategia se vuelve
innecesaria siempre que las dinámicas históricas de una organización la
conduzcan hacia donde esta desea llegar, es decir cuando el proceso de búsqueda
ya se centra en las áreas preferidas.
.4. En el momento de la formulación
de la estrategia no es posible enumerar todos los proyectos que se descubrirán;
por tanto, la formulación de la estrategia debe apoyarse en información
agregada incompleta e incierta sobre los tipos de alternativas.
.5. Cuando la búsqueda descubre
alternativas específicas, la información más precisa y completa que se
encuentra disponible puede hacer surgir dudas sobre la sensatez de la opción
estratégica original; de esta manera, el uso con éxito de la estrategia
requiere retroalimentación.
.6. Debido a que tanto la estrategia
como los objetivos se usan para seleccionar proyectos, parecen ser similares,
aunque en realidad son distintos, pues los objetivos representan los fines que
la empresa intenta lograr, mientras que la estrategia constituye los medios
para lograr dichos fines.
Los objetivos son normas para tomar decisiones de alto nivel; por tanto,
una estrategi8a que es válida bajo una serie de objetivos puede perder su
validez cuando se cambian los objetivos de la organización.
.7. La estrategia y los objetivos
son intercambiables en diferentes periodos de tiempo y en distintos niveles de
la organización; así, algunos aspectos del rendimiento (como la participación
en el mercado) pueden ser un objetivo de la empresa
Ansoff, Harry Igor; La Dirección
Estratégica en la Práctica Empresarial, Addison Wesley Iberoamericana SA,
México, 1998, Pág. 46.
ESTRATEGIA
Jack
Welch,
director general de la General Electric
Company, que es una de las empresas dirigidas hacia el ambiente con mayor
éxito, describió brevemente dicho comportamiento explicando el proceso de
planificación estratégica de sus empresas de la siguiente manera:
“Tratar de conocer donde nos
encontraremos en el mundo del mañana y no dónde esperamos encontrarnos,
evaluando dónde podemos estar y
decidiendo posteriormente donde deseamos estar.
Ansoff, Harry Igor; McDonell Edward
J.; La Dirección Estratégica en la Práctica Empresarial (en inglés “Implanting
Strategic Management, 1990), Addison Wesley Iberoamericana SA, México, 1998,
Pág. 36.
ESTRATEGIA
Básicamente, una estrategia consiste
en una serie de normas para la toma de decisiones que guían el comportamiento
de la organización.
Existen cuatro tipos diferentes de
dichas normas:
.1. Criterios con los que se mide el
rendimiento presente y futuro de la empresa.
La calidad de estos criterios se conoce comúnmente como objetivos y la
cantidad deseada como metas.
.2. Normas para desarrollar la
relación de la empresa con su ambiente externo: qué tecnología de productos
desarrollará la empresa, dónde y a quién se venderán los productos, cómo
obtendrá la empresa ventaja sobre sus competidores. Esta serie de normas se denomina estrategia
de mercados y productos o estrategia empresarias.
.3. Pautas para establecer las
relaciones y los procesos internos dentro de la organización, las cuales se
designan frecuentemente como concepto de organización.
.4. Reglas por medio de las cuales
la empresa dirige sus negocios diarios, conocidas como políticas operativas.
Ansoff, Harry Igor; McDonell Edward
J.; La Dirección Estratégica en la Práctica Empresarial (en inglés “Implanting
Strategic Management, 1990), Addison Wesley Iberoamericana SA, México, 1998,
Pág. 46.
ESTRATEGIA
Un ejemplo muy notorio e
impresionante (del retroceso a un sistema de dirección previo), fue la
experiencia del Secretario de Defensa
de Estados Unidos, Robert McNamara,
quien implantó el SPPP (Sistema de Presupuestos Planificados por Programa) en su
Departamento.
Hasta que McNamara fue capaz de vencer la resistencia a la planificación
debido a su personalidad y al apoyo entusiasta de los presidentes Kennedy y Johnson, el SPPP se utilizó en todo el departamento aunque de forma
renuente.
Tan pronto como McNamara partió, la inercia reprimirá y la resistencia comenzó a
transformar la planificación en el proceso de presupuesto político previo.
Como resultado de estas
dificultades, a diferencia de la planificación a largo plazo, la adopción de la
planificación estratégica ha sido lenta y fue diez años después de su creación
cuando comenzó a recibir mucha atención y a utilizarse en empresas lucrativas.
Mientras tanto, la experiencia de McNamara se repitió en muchas empresas
lucrativas, en las que la planificación estratégica volvió al sistema de
presupuesto a al planeamiento a largo plazo; por ejemplo, la principal empresa
que practica planeamiento estratégico hoy en día, la General Electric Company en Estados
Unidos, intentó utilizarla y volvió de nuevo a dicho sistema dos veces
antes de que el proceso se estableciera con éxito como parte de la dirección
general de la empresa.
Ansoff, Harry Igor; McDonell Edward
J.; La Dirección Estratégica en la Práctica Empresarial (en inglés “Implanting
Strategic Management, 1990), Addison Wesley Iberoamericana SA, México, 1998,
Pág. 178, 179, 180 y 264.
ESTRATEGIA
Considerando que son tantas las
crisis en América Latina y en otras
partes del Tercer Mundo instigadas o
estimuladas por los soviéticos, un modus operandi que se basara únicamente en
contender con las crisis dará a nuestro adversario la ventaja de tener siempre
la iniciativa.
Nixon, Richard; La Verdadera Paz,
Editorial Planeta SA., Barcelona, 1984, Pág. 150.
ESTRATEGIAS
Las estrategias son teorías,
formular una teoría que relaciona varios conjuntos de hipótesis:
.a. Un conjunto de hipótesis sobre
la interacción de las variables del entorno, su interrelación y su emergente
sistémico.
.b. Un conjunto de hipótesis sobre
el impacto de esas variables: oportunidades, amenazas y factores críticos de
éxito, y la consiguiente viabilidad de la empresa que dependerá de su capacidad
de cambio.
.c. Un conjunto de hipótesis sobre
nuestros recursos de todo tipo: fuerzas y debilidades, y habilidades
distintivas, de los que también depende la relación cambio-viabilidad.
.d. Un conjunto de hipótesis sobre
el mejor camino entre lo que somos y lo que queremos ser.
Asimismo, las decisiones difieren
por “complejidad”.
.a. El impacto de cada decisión
sobre la viabilidad de la organización.
Si bien toda decisión es importante para alguien, unas pocas decisiones
son vitales para el todo, son las que tienen que ver con la definición de
objetivos para todo el sistema.
.b. La proximidad con el conflicto
externo. La mayor o menor distancia de
una determinada decisión con respecto a los objetivos buscados en las distintas
áreas competitivas y los de otros actores como los competidores, los
proveedores, los distribuidores o el Gobierno (o sea los “participantes” del
modelo de Simon).
La decisión estratégica es la de
mayor complejidad, ya que:
.a. Es mínima nuestra capacidad de
conocer las variables relevantes, sus valores, su interrelación y su emergente
sistémico.
.b. Se localiza en el inicio de la
“cadena de decisiones”, es decisión de “objetivos” de máxima jerarquía.
.c. El máximo su impacto sobre la
viabilidad total de la organización.
.d. Es máxima la proximidad con el
conflicto externo.
Por el contrario, la decisión táctica
es, desde este punto de vista, la menos compleja, al ser las variables, sus
valores, su interrelación y su emergente sistémico conocidas, o alimentadas por
decisiones anteriores.
Además se localizan en el final de
la cadena de decisiones, su impacto sobre la viabilidad total es menor y están
alejadas de la conducción global del conflicto externo.
Levy, Alberto; La Rutina y la
Ruptura, Editorial Tesis, Buenos Aires, 1990, Pág. 179, 180, 181.
ESTRATEGIAS
Fines de 1970, corríamos el riesgo
de que nuestra estrategia en Vietnam
se transformara en un debate acerca del ritmo de nuestro retiro de tropas
unilateral.
Aún dentro de la administración, se
notaba un tremendo agotamiento. Las
presiones constantes que transformaban aún las menores acciones bélicas en tema
de duda y discusiones, las interminables exposiciones ante los comités del
Congreso, los inacabables ataques de los medios de información, que pasaban del
escepticismo a la hostilidad, todo contribuía a minar cualquier estrategia
coherente.
Simplemente, no existía ningún plan
para negociar que pudiera resultante ante los imperturbables cerebros de Hanoi, a no ser que estuviera
relacionado con algún cálculo del equilibrio de fuerzas.
Los críticos daban por descontado
que éramos nosotros quienes debíamos hacer las concesiones, demostraciones de
buena voluntad y flexibilidad.
Rara vez se le adjudicaba exigencias
a la otra parte y nunca de manera persistente.
Pero cuanto más se degeneraba el
proceso en un cúmulo de concesiones no reciprocadas, mayor era el incentivo de Hanoi para mantenerse en su posición,
para ver que otro movimiento favorable les produciría nuestro cada vez mayor
agotamiento psicológico.
Kissinger; Henry, Mis Memorias
(White House Sears), Tomo I, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1979, Pág. 677.
ESTRATEGIA
Una estrategia posee varias
características distintivas:
.1. El proceso de formulación
estratégica produce una acción que no es inmediata, sino que más bien,
establece las direcciones generales en las que la posición de la empresa
crecerá y se desarrollará.
.2. Como consecuencia, la estrategia
debe utilizarse para crear proyectos estratégicos a través de un proceso de
búsqueda.
Ansoff, Harry Igor; McDonell Edward
J.; La Dirección Estratégica en la Práctica Empresarial (en inglés “Implanting
Strategic Management, 1990), Addison Wesley Iberoamericana SA, México, 1998,
Pág. 47.
ESTRATEGIA e Historia
El planeamiento estratégico
sistemático tuvo su origen en un ambiente rico en recursos.
Los planificadores se concentraron
en la elección de mercados, tecnologías, áreas geográficas y líneas de
productos que ofrecían las expectativas más atractivas para la empresa.
Entonces, convirtieron las
estrategias elegidas en requisitos para recursos monetarios, humanos y físicos
con la esperanza de que el tesorero, el gerente de personal y el gerente de
compras no tuvieran ningún problema para cumplirlos.
Los sucesos posteriores plantearon
dudas sobre la validez de esta perspectiva.
Primero, los estudios del Club de Roma proporcionaron al mundo una
conciencia teórica de la limitación de los recursos naturales; posteriormente,
la crisis del petróleo mostró cómo un aumento en los costos de los recursos
puede deteriorar e incluso invalidar la estrategia de mercados y productos de
una empresa (que era la de la “Matriz Vector de Crecimiento” de 1965).
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Después, la inflación persistente produjo escasez monetaria y detuvo el crecimiento de las empresas en las cuales el costo del capital excede al rendimiento que la empresa puede obtener.
Las expectativa futuras son la
escasez y las limitaciones de los recursos inducidas tanto física como
políticamente.
Como resultado, la tendencia actual
es ampliar la perspectiva estratégica de la empresa para incluir recursos y
oportunidades de mercado, ya que la disminución de los recursos impone límites
en lo que la empresa puede hacer en el lugar de los mercados y los productos.
Para algunas empresas con recursos
limitados, la secuencia práctica de la planificación es ahora de las entradas a
los resultados, determinando primero la disponibilidad de los recursos y
utilizándola después como una guía para la formulación de la estrategia de
mercados y productos.
Ansoff, Harry Igor; McDonell Edward
J.; La Dirección Estratégica en la Práctica Empresarial (en inglés “Implanting
Strategic Management, 1990), Addison Wesley Iberoamericana SA, México, 1998,
Pág. 178, 179, 180 y 61.
ESTRATEGIA, IMPLEMENTACIÓN y
POLÍTICA DE MINISTERIOS
Para fines de 1970, corríamos el
riesgo de que nuestra estrategia en Vietnam
se transformara en un debate acerca del ritmo de nuestro retiro de tropas
unilateral.
Aún dentro de la administración, se
notaba un tremendo agotamiento.
Las presiones constantes que
transformaban aún las menores acciones bélicas en tema de duda y discusión, las
interminables exposiciones ante los comités del Congreso los inacabables
ataques de los medios de información, que pasaban del escepticismo a la
hostilidad, todo contribuía a minar cualquier estrategia coherente.
Simplemente, no existía ningún plan
para negociar que pudiera resultar ante los imperturbables cerebros de Hanoi, a
no ser que estuviera relacionado con algún cálculo del equilibrio de fuerzas.
Los críticos daban por descontado
que éramos nosotros quienes debíamos hacer las concesiones, demostraciones de
buena voluntad y flexibilidad.
Rara vez se le adjudicaba exigencias
a la otra parte y nunca de manera persistente.
Pero cuanto más degeneraba el
proceso en un cúmulo de concesiones no reciprocadas, mayor era el incentivo de Hanoi (ciudad capital de Vietnam del Norte, comunista) para
mantenerse en su posición, (esperando) para ver que otro movimiento favorable
les produciría nuestro cada día mayor agotamiento psicológico.
Una concesión unilateral ocasionada
por presiones internas fue la aceleración de la fecha tope en el otoño de 1970.
Cuando el 20 de abril de 1970 Nixon anunció el retiro de 150.000
hombres en el término de doce meses, una de sus razones era mantener un máximo
de flexibilidad en los plazos de los reales retiros.
La intención, confirmada en una
directiva presidencial escrita, fechada el 22 de abril, era de no retirar más
de 60.000 durante lo que faltaba de 1970; esto nos daría cierta protección
durante la estación seca, que iba de octubre a mayor, dependiendo de la zona
del país.
Era durante ésta época que Hanoi enviaba sus aprovisionamientos a
través de la Ruta de Ho Chi Minh.
Las ofensivas comunistas tenían
lugar a partir de febrero.
El presidente, siguiendo el consejo
del general Abrams (comandante de las
tropas norteamericanas “en el terreno”), había querido proponer el retiro de la
masa de tropas hasta después de 1971 para evitar un nuevo Tet (ofensiva militar norvietnamita durante la fiesta del año nuevo
lunar del año 1968 que casi resultó en desastre) y para poder conservar hasta
el final una cantidad de efectivos para cualquier emergencia.
Pero las presiones del Congreso sobre el Pentágono (Ministerio de
Defensa de los Estados Unidos) y
la necesidad política de reducir las convocatorias de (nuevos servicios
militares obligatorios de) ciudadanos, imposibilitaron el cumplimiento de la
orden de Nixon.
El 20 de agosto Laird (Ministro de Defensa)
me escribió que «continuamos estrechamente constreñidos» por (la falta de
suficiente) presupuesto.
Por lo tanto, dijo, el general Abrams, nuestro Comando del Pacífico y los Jefes del Estado Mayor Conjunto «me ha
recomendado» la redacción de un plan de retiro de tropas que comprenda 90.000
soltados durante el año 1970 y los restantes 60.000 hasta mayo de 1971.
Le envié el memorándum al presidente el 27 de
agosto, señalando sus «serias implicaciones».
Las cifras representaba exactamente
lo opuesto a lo que el presidente había ordenado y prometido a Thieu el presidente de la República de Vietnam del Sur por cuya
independencia se libraba la guerra).
Las «recomendaciones» de los Jefes del Estado Mayor Conjunto eran
producto de preocupaciones fiscales, no respondían a una decisión estratégica.
«El repliegue acelerado propuesto,
malgastaría todos los beneficios obtenidos en la Operación Camboya (un ataque a “santuarios” enemigos en territorio
no ocupado de un país vecino no beligerante) al realizarlo, en lugar de
utilizar estos posibles beneficios como argumento para lograr una paz
negociada.»
En la primera ronda (de consultas
con su gabinete) Nixon se mostró
firme.
El 4 de septiembre le envié una nota
Laird informando que el presidente insistía en el plan original.
Pero, era una batalla perdida. En octubre era evidente que Laird actuaba de acuerdo a lo que le exigía el Fisco.
Siempre audaz, propuso anunciar el
retiro acelerado en la reunión normal del Pentágono
del lunes 12 de octubre.
En este momento, me di por vencido.
Thieu aceptó de buen grado nuestro cambio
de actitud, pues había decidido de antemano que no había razón para debatir
nuestras inexplicables rencillas domésticas.
Indicó que, para reemplazar las
tropas norteamericanas que se retirarían tendría que empeñar en Vietnam una fuerza de tareas destinada a
mantener las rutas expeditas en Camboya
y complicar de ese modo el restablecimiento de santuarios comunistas en esa
región.
Por lo tanto volcábamos sobre Saigón (antigua capital de Vietnam del Sur, ahora llamada Ho Chi Minh Ville) nuestros problemas
internos y Saigón a su vez los pasaba
a Phnom Penh (la capital del país
vecino no beligerante de Camboya),
que resultó al final la víctima de todas las frustraciones.
En este otoño de aparente calma, se
hizo evidente la necesidad de determinar una estrategia para dar fin la guerra.
En noviembre, ante el impacto de una
disminución en los votos a su favor en las elecciones parlamentarias, Nixon insistió en su proyecto de
anunciar un retiro casi total de las fuerzas para 1971, además de realizar el
bloqueo de Vietnam del Norte y
reanudar los intensos bombardeos.
Yo todavía no creía que ese intento
de forzar una rápida terminación pudiera resultar.
El retiro repentino, aun cuando no
diera por tierra con el gobierno sudvietnamita y los proyectos de
vietnamización, mostraría a Hanoi una
impaciencia tal, que ni el bloqueo ni los bombardeos servirían de nada.
Hanoi simplemente se replegaría y
soportaría, contando con que nuestro descontento interno ante el nuevo
despliegue militar haría ceder la presión.
Le dije al presidente que aún desde
el punto de vista político, su problema era menos el retiro de las tropas en
1971 que evitar un colapso en Vietnam del
Sur en 1972.
Nixon
y yo pasamos
mucho tiempo en noviembre de 1970 ideando una
estrategia más práctica.
Debíamos poner fin a las continuas
especulaciones acerca de porcentajes de retiro de tropas.
Yo propiciaba la idea de que cuando
se completara el aumento del actual retiro en mayo de 1971, deberíamos anunciar
otra sensible reducción, tal vez en el orden de 100.000 soldados en seis meses.
Con esto, aún podría mantenerse la
seguridad en Vietnam del Sur, aun
durante las elecciones presidenciales programadas para octubre.
Después de este hecho, cuando
quedaran sólo 180.000 hombres, podríamos anuncias otras pequeñas y frecuentes
reducciones hasta llegar a una fuerza residual de cerca de 50.000 voluntarios
en el verano de 1972.
Estos permanecerían allí hasta que
se lograra un arreglo.
En algún momento de 1971,
dependiendo de la situación anunciaríamos el fin de la participación
norteamericana en operaciones de combate terrestre.
También en algún momento de 1971,
podríamos ofrecer a los norvietnamitas un retiro de tropas más rápido a cambio
de un cese del fuego.
Si se lo rechazara, ya sabríamos que
en 1972 tendríamos que enfrentar una ofensiva.
El resultado de la guerra dependería
entonces de si Vietnam del Sur,
ayudado solamente por el poder aéreo norteamericano, lograría detener el
ataque.
La paz llegaría entonces, para fin
de 1971 o fines de 1972, ya sea a través de negociaciones o como resultado de
la caída de Vietnam del Sur.
Para que esta estrategia resultara,
sin embargo, era imprescindible debilitar a los norvietnamitas lo más posible
en este intervalo.
Las operaciones de Camboya habían demorado el
reaprovisionamiento logístico de Hanoi
por lo menos en quince meses.
Cada mes ganado, según nuestros
cálculos, fortalecería a Vietnam del Sur.
Buscábamos formas de consumir los
abastecimientos de Hanoi¸ posponer su
alistamiento para operaciones ofensivas y de neutralizar el ataque, una vez que
se produjera.
Si realmente pensábamos con seriedad
en la vietnamización tendríamos que efectuar, a pesar de nuestras disensiones
internas tres esfuerzos concurrentes hasta que Saigón lograra mantenerse por sí solo: el retiro de las tropas
norteamericanas, el rápido fortalecimiento de las fuerzas survietnamitas y el
progresivo debilitamiento del enemigo.
Una circunstancia que entonces no
pudimos prever, fue el desastre de Watergate. Fue este hecho el que finalmente decidió el
destino de Vietnam del Sur, por el
debilitamiento de la autoridad del Poder
Ejecutivo¸ el estrangulamiento de Vietnam
del Sur por las masivas reducciones de ayuda y las prohibiciones que se
legislaron en contra de forzar arreglos pacíficos ante violaciones no
provocadas realizadas por los norvietnamitas.
La Estrategia elaborada por Nixon y yo en noviembre de 1970 se llevó
a cabo en 1971 y 1972, y resultó.
Logramos el retiro de todas nuestras
fuerzas casi dentro del límite de un año de la fecha fijada por la ley McGovern-Hatfield (una ley de reducción
presupuestaria).
Y lo logramos sin derrocar a un
gobierno aliado. Fue la aplicación de
esta estrategia la que nos llevó a la operación de Laos (otro país vecino no beligerante con zonas soberanas ocupadas
por Vietnam del Norte).
Resultaba evidente que tendríamos
una nueva demostración de fuerza a través de las estridentes declaraciones
públicas de Vietnam del Norte.
Por ejemplo, en la centésima reunión
plenaria del 21 de enero de 1971 (reuniones diplomáticas de negociación para la
paz “oficiales” que se celebraban simultáneamente en París, el negociador
norvietnamita) Xuan Thuy ridiculizó
nuestra propuesta de cese del fuego del 7 de octubre.
Repitiendo descaradamente las
declaraciones de nuestros propios críticos de guerra (internos), práctica que
era común, exigió que contestáramos afirmativamente a los ocho puntos de Madame Binh (propuesta considerada
imposible por los estadounidense presentada por otra negociadora norvietnamita
en París).
Al informar sobre una sesión
plenaria del Comité Central (de su
país), el diario norvietnamita Nhan Dan,
hizo un llamamiento para intensificar el esfuerzo bélico, sin importarles que
la guerra pudiera ser «feroz y prolongada».
Durante los últimos meses de 1970
solicité a los expertos del gobierno y a los de mi equipo que me presentaran
sus evaluaciones acerca de las perspectivas políticas y militares de los
próximos dos años.
A fines de 1970 resultaba evidente
que Hanoi necesitaría la mayor parte
de 1971 para proteger, aumentar y reconstruir su sistema de abastecimientos.
La gran ofensiva de Hanoi se esperaba para 1972, con el fin
de que obtuviera el máximo impacto en nuestras elecciones presidenciales.
Una reunión del Grupo de Revisión, el 15 de enero de 1971, trató de predecir con
más aproximación la situación que Vietnam
del Sur enfrentaría en 1972.
Nuestros estudios determinaron que
si el retiro de tropas norteamericanas y los preparativos para el
reabastecimiento enemigo en Camboya y
Laos, los survietnamitas contarían
con ocho batallones menos de los que necesitaban para resistir.
Esto, en la jerga del sistema de
análisis, se denominaba «el déficit de batallones».
Si Hanoi obtenía una victoria decisiva en Laos y Camboya, el
déficit pasaría a ser de treinta y cinco batallones antes de la ofensiva de
1972.
La estrategia comunista dependía de
una combinación de guerrillas y fuerzas regulares, denominada “fuerza
principal”, que dividirían a la defensa.
Si concentrábamos nuestros esfuerzos
en la guerrilla la fuerza principal del enemigo ocuparía vastos territorios de Vietnam del Sur.
Si atacábamos a la fuerza principal,
la guerrilla ganaría terreno en el interior del país.
Cada vez que se lograba cortar el
nexo de unión entre la guerrilla y la fuerza principal, permitiendo que Saigón se concentrara en una o la otra, Saigón cobraba rápida ventaja.
Después de la operación de Camboya la guerra virtualmente terminó
en la mitad sur de Vietnam del Sur
hasta bien entrado 1972, y aún después de esa fecha, nunca volvió a tener la
misma intensidad.
Las divisiones norvietnamitas en Camboya estaban empeñadas en la
reconstrucción y protección de los santuarios camboyanos; se limitaban a
realizar breves escaramuzas a través de la frontera.
En las regiones del norte, se
mantenía el nexo entre la fuerza principal y la guerrilla.
Las líneas de aprovisionamiento de Vietnam del Norte eran cortas. El progreso de la pacificación era, por lo
tanto, lento.
Fue aquí que se notó el déficit de
las tropas en nuestras estadísticas.
Pero las cifras no reflejaban realmente la naturaleza del problema. No era sólo cuestión de número sino de
ubicación de las unidades.
El ejército de Vietnam del Sur estaba organizado sobre la base de dos divisiones
para cada cuatro Regiones Militares, con una división aerotransportada, una
división de Infantería de Marina y
varias unidades de Rangers y Fuerzas Especiales que representaban la
reserva estratégica.
Gracias al éxito de la operación Camboya, había exceso de tropas; en la
jerga, batallones “surplus” del sector sur, para cualquier contingencia que
pudiera surgir en las Regiones Militares 3 y 4 (un tercio del país), en el sur
de Vietnam del Sur.
En las regiones del norte (dos
tercios restantes desde unos ciento cincuenta kilómetros al norte del Saigón) esperábamos un déficit
substancial a pesar del estancamiento en Camboya
y Laos.
Pero no podíamos solucionar el
problema moviendo tropas “surplus” del sector sur hacia áreas “deficitarias” en
el norte.
Con excepción de la Reserva
Estratégica, cada división estaba asignada a la Región Militar donde estaba
estacionada.
Además, las divisiones del sur no se
consideraban adecuadas para luchar en la zona montañosa del “centro-norte” y a
lo largo de la “zona desmilitarizada” (o zona neutral de unos diez kilómetros
de ancho que separaba Vietnam del Norte de
Vietnam del Sur).
Había para ello varias razones. Las divisiones estaban estacionadas donde se
las reclutaba. Los familiares de las
tropas vivían en las proximidades de los vivaques; la experiencia nos había
demostrado que si movilizábamos una división fuera de su zona natural,
rápidamente aumentaban las deserciones y decaía la moral de las tropas.
Durante la ofensiva norvietnamita de
1972, la 21° División, que había tenido una notable actuación en el Delta del Mekong, fue trasladada al área
de Saigón, a menos de setenta y cinco
millas de distancia; su actuación allí fue patética.
Más aún: cada una de estas
reubicaciones eran resistidas por los generales de las Regiones Militares
afectadas.
Estos eran fuertes pilares del
gobierno de Saigón. Juzgaban, correctamente, que su influencia
política en la capital guardaba relación con las tropas que comandaban.
Los comandante survietnamitas
también se veían constreñidos por el número de bajas que podían soportar,
especialmente en operaciones ofensivas que los familiares de las tropas que
vivían cerca de ellas pudieran considerar innecesarias.
Por todos estos motivos, el análisis
estadístico no coincidía con el problema estratégico. En la práctica sólo contábamos con la
Reserva Estratégica para cubrir el déficit en el norte.
Si este análisis era correcto,
surgían dos conclusiones: para que la vietnamización (proceso por el cual se
debía reemplazar soldados norteamericanos que volvían a su país por tropas
equivalentes de origen sudvietnamita) tuviera una oportunidad de triunfar,
había que evitar que el enemigo tomara Camboya
y Laos.
Y deberíamos retardar el
reaprovisionamiento logístico del enemigo, realizado en la estación seca, o de
ser posible, interrumpirlo totalmente.
Una solución obvia hubiera sido
mantener una División de Combate norteamericana adicional en el país, durante
la estación seca de 1972.
Detrás de esta defensa, se podría
haber acelerado la pacificación en las Regiones Militares 1 y 2 (el norte),
liberando unidades survietnamitas para que resistieran un ataque de la “fuerza
principal” en 1973.
Pero esto no podía ni siquiera
considerarse, debido a nuestra situación interna. Nuestro problema era, entonces, cómo cubrir
el déficit de ocho batallones ya sea reforzando a los vietnamitas del sur, o
debilitando a los del norte, especialmente interfiriendo en su reabastecimiento
logístico.
Es por esto que pasamos a pensar en
una ofensiva aliada en la temporada seca, que desbarataría el aprovisionamiento
comunista, reduciría el déficit que se esperaba para 1972, y aumentaría el
incentivo de Hanoi para negociar.
El invierno de 1971, asimismo, sería
el último año en que estarían disponibles tropas norteamericanas de combate.
A pesar de que el repliegue de
nuestras tropas y nuestra situación interna impedían el empleo de tropas
norteamericanas en operaciones ofensivas, nuestras fuerzas podían ejercer
funciones estáticas de seguridad y de esa manera dejar en libertad a las tropas
sudvietnamitas para enfrentar posibles ataques.
Yo propiciaba entusiastamente el
concepto de una ofensiva en la estación seca de 1971, ante la indiferencia
general de los distintos departamentos que se debatían en rencillas domésticas.
Nunca hubo quejas acerca de
prerrogativas burocráticas cuando la Casa
Blanca asumió la responsabilidad ante la planificación sobre Vietnam.
Los departamentos se mostraban más
que satisfechos de poder cargar a la Casa
Blanca con toda la responsabilidad, ante las inevitables críticas.
Yo consideraba que mi obligación,
como asesor de seguridad, no era aguardar pasivamente a que se sucedieran los
desastres o simplemente esperar que se produjera la hipótesis más favorable.
El esfuerzo logístico de Hanoi se estaba produciendo al doble de
la velocidad que el año anterior. Una
campaña destinada a debilitar la capacidad de Hanoi para atacar por el mayor tiempo posible, nos daría un margen
de seguridad. Enfrentado con la
perspectiva de ofensivas deteriorantes anuales, Hanoi podría preferir negociar.
Originalmente pensé que el mejor
lugar para una ofensiva en la estación seca era Camboya. Mi idea era
empeñar la reserva estratégica de Saigón
y una de las divisiones que cuidaban la frontera para anular el
reaprovisionamiento de los norvietnamitas y las fuerzas en Camboya para destruir la infraestructura comunista en Camboya que estaba en constante
crecimiento.
Esto eliminaría todo resto de
peligro que pudiera amenazar al sector meridional de Vietnam del Sur; ahogaría al Kmer
Rojo (guerrilla comunistas de Camboya)
que todavía estaba en ciernes y tal vez permitiera al gobierno de Lon Nol controlar la mayor parte de su
país.
Thieu
podría movilizar
su reserva estratégica hacia el norte para repeler el ataque comunista en 1972
o tal vez para montar otra ofensiva deteriorante antes de que las preparaciones
logística de Vietnam del Norte
hubieran seguido su curso el año siguiente.
Hasta hubiera sido posible mover una
de las divisiones regulares hacia el norte con propósitos de ´pacificación.
La ventaja de la operación Camboya era que tenía total posibilidad
de éxito. Las fuerzas norvietnamitas
en Camboya estaban ocupadas casi por
completo en contener a las fuerzas de Lon
Nol. Los comunistas camboyanos
todavía no estaban suficientemente fuertes como para actuar por sí solos.
Prácticamente no había reservas
norvietnamitas disponibles. En Camboya, las unidades norvietnamitas no
podían esconderse entre la población, como hacían en Vietnam.
Camboya estaba al final de la línea de
aprovisionamiento de Vietnam del Norte,
y no se podía reforzarla de manera significativa.
Un éxito palpable aumentaría la
confianza de los vietnamitas del sur en sus propias fuerzas y sería un refuerzo
psicológico valioso para el enfrentamiento casi inevitable en 1972.
El inconveniente de mis planes era
que soslayaban indirectamente nuestra mayor preocupación estratégica para 1972:
un posible ataque de los norvietnamitas en la zona montañosa central y a través
de la zona desmilitarizada.
El presidente Nixon estuvo de acuerdo con mis recomendaciones. Con su aprobación envié a Alexander Haig y un equipo del Consejo Nacional de Seguridad a Vietnam, a estudiar las
posibilidades. Haig retornó con el informe de que Bunker, Abrams y Thieu consideraban imprescindible una ofensiva
durante la estación seca.
No obstante, recomendaron un plan
mucho más audaz que el mío. Proponían
desbaratar el aprovisionamiento logístico del enemigo de un solo golpe,
cortando la ruta de Ho Chi Minh (senderos
escondidos en la selva utilizados para reaprovisionamiento) en Laos, cerca de la zona
desmilitarizada. De esta manera se
beneficiaría la seguridad en todo Vietnam
del Sur.
En las densas junglas del sur de Laos, en el terreno de un estado
soberano cuya neutralidad Hanoi había
reconocido formalmente en los acuerdos de Ginebra
de 1962, los norvietnamitas habían construido durante casi una década, un
complicado sistema de rutas a través de las cuales enviaban sus tropas y
aprovisionamiento a Vietnam del Sur.
La ruta de Ho Chi Minh era manejada por cera de 40.000 o 50.000 tropas
logísticas norvietnamita, juntamente con las fuerzas de seguridad. Operaba todos los años desde octubre hasta
mayo, cuando la aparición de la estación de las lluvias hacía imposible su
utilización. En ese momento, las
tropas norvietnamitas por lo general se replegaban hasta la próxima estación
seca.
Entre 1966 y 1971 los comunistas
habían utilizado dicha ruta para infiltrar en Vietnam del Sur por lo menos 630.000 soldados, 100.000 toneladas de
alimentos, 400.000 toneladas de armas y por lo menos 50.000 toneladas de
munición.
Desde el derrocamiento del príncipe Sihanouk (rey de Camboya hasta su destitución en 1970) y
la clausura del puerto de Sihanoukville,
Hanoi había quedado dependiendo casi totalmente de la “ruta” para sus
esfuerzos logísticos destinados a Vietnam
del Sur.
El general Abrams opinaba¸ según nos informó Haig que si pudiera obstaculizarse la “ruta” a los comunistas o impedirles
el paso de manera efectiva aún durante una sola de las estaciones secas,
disminuirían sensiblemente las posibilidades de Hanoi de realizar operaciones ofensivas de proporciones en el sur y
en Camboya, si no eliminadas por un
período indefinido.
Por lo tanto Abrams propuso un plan audaz.
Las fuerzas norteamericanas harían un bloqueo a lo largo de la zona
desmilitarizada en Vietnam del Sur,
hacia el oeste y la frontera de Laos.
Durante el proceso se volvería a
ocupar el importante nudo caminero y el campo de aterrizajes de Khe Sanh, escenario de un duro sitio de
los norvietnamitas durante la ofensiva de Tet,
y que luego abandonaron. La artillería
norteamericana se trasladaría hacia la frontera de Laos. La sobresaliente
Primera División sudvietnamita cruzaría entonces hacia Laos por la Ruta 9 y se dirigiría a Tchepone, construyendo bases de fuego defensivas en su expuesto
flanco norte.
Cuando estuviera a mitad de su
objetivo, la División Aerotransportada tomaría el aeropuerto de Tchepone, y se uniría a una columna de
tanques que vendría avanzando. Toda la
operación llevaría cuatro o cinco días.
El resto de la estación seca se utilizaría interrumpiendo la “ruta” y destruyendo
los complejos logísticos que se presumía la bordaban, especialmente cerca de Tchepone.
Una campaña con éxito nos
representaría por los menos por lo menos dos años de ventaja, puesto que el
enemigo necesitaría un año para reconstruir su estructura logística; tal vez
más si luego se producían ofensivas por parte de los sudvietnamitas.
En cuanto a Camboya, Abrams propuso una operación más modesta en la que yo ya
había pensado anteriormente.
Utilizaría una de las divisiones vietnamitas de la Región Militar 3 para
cruzar la frontera hacia la plantación de caucho de Chup, donde los norvietnamitas estaban instalando una nueva base
aérea.
Como la Región Militar 3 estaba
comandada por el general Do Cao Tri,
considerado el mejor de los sudvietnamitas, el más audaz, y casualmente el más
corrupto, Abrams pensó que lograría
un máximo de interrupción de la estructura logística de Hanoi en Camboya. Estos planes contaron con el apoyo de los Jefes de Estado Mayor Conjunto. Era un proyecto espléndido en los papeles.
Su mayor inconveniente era, según
demostraron los acontecimientos, que de ninguna manera concordaban con la
realidad vietnamita. La divisiones
sudvietnamitas jamás habían llevado a cabo operaciones ofensivas importantes en
contra de determinado enemigo fuera de Vietnam
y sólo rara vez dentro de él.
Esta vez deberían actuar por sí
solos, sin consejeros norteamericanos que estaban prohibidos por la enmienda Cooper-Church (una ley de reducción
presupuestaria). La misma enmienda
proscribía la actuación de los oficiales norteamericanos que guiaban nuestros
bombardeos tácticos, reduciendo de este modo radicalmente la eficiencia de
nuestro apoyo aéreo.
Washington no comprendía que las unidades
vietnamitas prácticamente no tenían controles de tierra entrenados que hablaran
inglés; se perdía un tiempo excesivo mientras el pedido de apoyo aéreo iba y
venía por toda la cadena de comando de ambas partes.
Las divisiones sudvietnamitas
simplemente no eran suficientemente capaces de llevar a cabo una operación tan
compleja como la de Laos.
El Comando Superior Sudvietnamita tampoco estaba preparado ni contaba
con suficiente experiencia como para empeñarse en dos operaciones importantes
al mismo tiempo. Finalmente se ubicó a
Tchepone en el punto preciso en que Hanoi podía reforzarlo con más
facilidad.
Su ubicación estratégica hizo posible
mover tropas tanto en Vietnam del Norte como
en Vietnam del Sur.
(…) Nos dejamos llevar por
concepciones audaces, por la unanimidad de ideas de los encargados de los
planes tanto en Saigón como Washington, por el recuerdo del éxito de
Camboya y por la perspectiva de un
vuelco decisivo.
Las energías se diluyeron
rápidamente, no en el análisis cuidadoso sino en el manipuleo
interdepartamental a través del cual tomaba sus decisiones la administración de
Nixon.
Nixon
estaba decidido a
no presentarse por sí solo frente a sus críticos como lo hiciera el año
anterior acerca de Camboya. Esta vez comprometía a los miembros clave
de su gabinete, para forzarlos a participar luego de la inevitable crítica
pública. Pero esta determinación no
llegó al punto de enfrentar a Rogers
y Lair (sus ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa respectivamente) al mismo tiempo.
Para vencer su renuencia a darle
órdenes a sus subordinados y juzgando que Rogers
era el más recalcitrante, Nixon decidió convencer primero a Laird para que propusiera lo que él
mismo prefería y luego permitir que su secretario
de Defensa presentara el plan dentro del Consejo Nacional de Seguridad.
Por lo tanto consideró tiempo muy
bien empleado el que pasó presidiendo una serie de reuniones que trataban todas
exactamente el mismo tema.
A cada reunión se agregaba un
participante, alguien cuyo punto de vista Nixon
o al que consideraba potencialmente hostil.
La teoría era que cualquier recalcitrante se mostraría más dispuesto a
seguir una moción que contaba con el consenso del presidente que en un debate
libre.
Para fines de enero, yo había
escuchado la misma exposición por lo menos tres veces y estaba al borde de una
“neurosis de combate”. Nixon estaba sacando
buenos puntos por sus condiciones de actor.
Escuchaba muy atento, con los ojos
muy abiertos, como si oyera el plan por primera vez. Sus preguntas, siempre las mismas, eran una
mezcla adecuada de escepticismo, fascinación y aprobación dedicadas a que el
nuevo candidato creyera que su jefe se mostraba interesado y bien dispuesto.
Puesto que todos los demás ya habían
demostrado estar de acuerdo, se necesitaba un individuo con mucha personalidad
para oponerse a todos. Nadie lo
intentó.
De esta manera, primeramente Haig le informó al presidente acerca de
su viaje a Indochina en mi presencia.
Luego Nixon agregó a la reunión a Tom
Moorer, Jefe de Estado Mayor Conjunto, para asegurarse de que compartiría
la misma idea. El 23 de diciembre Haig volvió a presentar el mismo informe
a Nixon, en presencia de Mel Laird; Moorer, sin dar muestras de
que ya estaba en antecedentes, apoyó el plan de Laos.
Nixon indicó que estaba a favor de las
operaciones en la plantación de Chup en
Camboya y que también consideraba
adecuado cortar la Ruta de Ho Chi Minh.
Le pidió a Laird que estudiara las posibilidades durante un viaje que había
proyectado hacer al sudeste asiático a principios de enero.
Lair, como siempre, se mostró
complejo. Era consciente de las
presiones internas contra la guerra pero también apoyaba las mociones que
reducirían los riesgos de un retiro de tropas. Probablemente también se habría enterado,
por otros canales, sobre lo que opinaban Moorer
y Abrams acerca de la operación Laos-Camboya. Cualquiera fuera la razón que lo asistía, Laird aprobó el concepto de cortar la Ruta de Ho Chi Minh, argumentando que
nos representaría por lo menos un año de ventaja.
Pensaba que la primera operación
ofensiva mayor del ejército vietnamita del sur sin ningún apoyo terrestre
norteamericano, sería clara evidencia del éxito de la vietnamización. Visiblemente aliviado, Nixon aprobó en principio ambos planes, sujetos a revisión luego
que Laird regresara de su proyectado
viaje.
Ningún alto funcionario fue
informado del plan, que continuó en Saigón
y el Pentágono mientras Laird realizó su viaje, que comenzó el 5
de enero de 1971.
A su regreso, Nixon convocó a otra reunión en la Oficina Oval para el día 18 de enero. Los participantes eran los mismos del 23 de
diciembre, más Rogers y Helms.
Como antes se presentaría ante Rogers
un frente unido de todos sus colegas.
La opinión de Helms no tenía mayor importancia puesto que como director de la CIA no se esperaba de él que presentara
recomendaciones políticas.
Nixon también consideraba, por
experiencia previa, que Helms,
después de exponer sus puntos de vista, no los apoyaría públicamente. El pretexto para la reunión fue el informe
de Laird luego de su viaje.
Laird
cumplió con su
papel a la perfección. Empleó gran
parte del tiempo explicando los aspectos técnicos de la vietnamización, las
próximas elecciones presidenciales en Vietnam,
la actuación de las fuerzas de Tailandia
en Laos, la necesidad de recomendar
entrega de equipos a Camboya. En efecto, cubrió todos los tópicos
posibles, menos la ofensiva de la estación seca.
Luego de que la audiencia estuvo
anestesiada, Laird se refirió al tema
de las operaciones en la estación seca, con respecto a su efecto en la
intensificación del retiro de nuestras tropas, tema que se suponía contaba con
la aprobación de Rogers. A lo largo de toda la exposición, Nixon hizo exclamaciones alentadoras,
formulando preguntas con fingido asombro mientras llevaba la conversación a su
determinada conclusión.
Pero Laird no descubrió todo su plan al mismo tiempo. Introdujo a Rogers en el concepto de una campaña durante la época seca con
respecto a su efecto en la intensificación, describiendo una operación menor en
Camboya por parte de los
sudvietnamitas, implicando cerca de 4.000 infantes de marina para abrir la Ruta
4 de Phnom Penh (la capital de Camboya) hacia el mar.
De allí pasó a describir el plan de Vietnam del Sur de destruir las bases en
la plantación de Chup, que
adecuadamente comparó como similar a la incursión a Camboya del año anterior.
Ninguno de los presentes formuló ninguna objeción, una vez que Laird dejó en claro que no habría tropas
norteamericanas comprometidas en la operación.
Habían transcurrido más de dos horas
antes de llegar al meollo de la cuestión.
En un momento, Nixon ordenó un
cuarto intermedio de quince minutos, tal vez para saborear la poco común
armonía reinante entre sus consejeros.
Al reanudarse la reunión, Lair, finalmente presentó el concepto
del ataque a Tchepone, con ayuda de
mapas. Indicó que la primera fase, el
movimiento de tropas norteamericanas para realizar el bloqueo de la Ruta 9
dentro de Vietnam del Sur y para
reocupar Khe Sanh como base
adelantada, debería comenzar el 29 de enero.
La Fase II, el avance de unidades vietnamitas por la ruta 9 hacia Laos, se produciría para el 8 de
febrero, aproximadamente.
Este era el momento en que el único
alto funcionario que no había participado en la planificación previa, debía dar
su opinión. La reacción de Rogers fue casi un calco de la de Laird, cuatro semanas antes.
Después de asegurarse que no habría
un aumento significativo de las bajas, apoyó el plan tal como lo presentara Laird.
Insistió en que era crucial que la
operación fuera un éxito; Laird y Moorer afirmaron vehementemente su
confianza total, Helms, que tampoco
participara anteriormente, pero cuya opinión no era decisiva para Nixon, resultó el único que formuló
preguntas serias.
Señaló que la operación propuesta
había sido considerada frecuentemente en el pasado, y que siempre se había
descartado como demasiado difícil. Más
tarde me enteré que cuatro años antes, el entonces Comandante de nuestras
tropas en Vietnam, general William
Westmoreland, pensaba que tal operación requeriría dos cuerpos de tropas
norteamericanas.
A pesar de que ahora era miembro del
Estado Mayor Conjunto, no hizo
conocer esa opinión a la Casa Blanca.
Todo estaba listo. Nixon
dio su aprobación inicial para que se procediera. Yo programé reuniones del Grupo de Consulta y Apoyo a partir del
19 de enero, para realizar una cuidadosa planificación por primera vez en base
al trabajo entre las diferentes agencias.
La fuerza de todo este elaborado
proceso radicaba en que Nixon,
enfrentado a un análisis descarnado de su opción estratégica, tuvo el coraje de
enfrentar la realidad de que, salvo que se interrumpiera de alguna manera la
escalada de los norvietnamitas, situación de Vietnam del Sur al año siguiente sería decididamente precaria.
El concepto de una ofensiva durante
la estación seca era correcto; Nixon actuó
con audacia al ordenarla. No obstante
pronto se hizo evidente el fallo en el método de administración de Nixon.
Se empleó tanto tiempo,
esfuerzo e ingenio en tratar de obtener el consenso de los principales asesores
que quedó poco tiempo para considerar los defectos del plan o para imponer
disciplina al resto del gobierno.
En cada reunión, Nixon, para atraerse la complacencia de
algún posible recalcitrante, ofrecía tantas modificaciones al plan original que
éste quedaba totalmente desvirtuado.
Puesto que todos los miembros del Gabinete
se preocupaban de la reacción interna por el empleo de tropas norteamericanas, Nixon trataba en cada reunión de reducir
la participación de las mismas y poner nuevas trabas a su acción.
Cada uno de estos pasos puede haber
sido mínimo; el impacto acumulativo era consideraba en la práctica pero, por
sobre todo psicológicamente.
Esta sensación se filtraba a todos
los niveles de comando, y llevaba la sensación de duda a los comandantes en
operaciones; estos a su vez se veían obligados a concentrarse tanto en las
restricciones como en su tarea principal, que era mantenerse en el campo de
batalla.
Un presidente no puede alterar el
curso de una decisión dilatando su ejecución,
La utilización de las fuerzas militares es una decisión difícil que
siempre debe hacerse recordando el profundo aforismo de Bismarck: «Cuidado con el estadista cuyas razones para entrar en
una guerra no parezcan tan reales al fin de ella como al comienzo».
La decisión principal que debe tomar
el líder, es si debe aprobar la utilización de la fuerza. Si se decide a hacerlo así, su única
salvación estará en el éxito. Sus
dudas no son justificativos para el fracaso; las dilaciones, serán una dádiva
para el contrario.
No hay recompensas para
los que pierden con moderación. Una vez tomada la decisión de utilizar la
fuerza, el presidente no tiene otra salida que llegar hasta las últimas
consecuencias e insuflar el mismo ánimo en todos los que participan en el
conflicto.
Las naciones no deben emprender
acciones militares o iniciativas diplomáticas importantes que no estén
decididas a llevar hasta el fin.
El método de gobierno de Nixon funcionó bien mientras el problema
militar era relativamente directo y podía llevarse a cabo mediante un golpe de
audacia, como en Camboya.
También era efectivo en la
diplomacia independiente y no muy definida, en manos de un colaborador de
confianza que trabajara con un pequeño equipo.
Las dificultades surgían cuando era
preciso un esfuerzo militar sostenido, como en Laos o cuando la diplomacia era demasiado compleja como para
manejarla desde la oficina del asesor de seguridad (el que relata, que además,
como asesor no puede dar órdenes directas al personal de “línea”), como en la
crisis entre India y Pakistán o algunas veces en Medio Oriente.
En estos casos se notaba la ausencia
de consenso y aún de entendimiento, que impedía la coherencia y el
comprometerse.
Los departamentos excluidos de las
decisiones clave, sentían la tentación +de efectuar aseveraciones de orden
burocrático. Cuando sólo un grupo muy
pequeño sabía las intenciones del presidente y sólo una parte de ese grupo
estaba de acuerdo con ellas, se perdía una enorme cantidad de tiempo en
reyertas, disociaciones o intentos, casi siempre en vano, de imponer
disciplina.
Lo que sucedió en 1971 fue que el
consenso gubernamental de las reuniones del 23 de diciembre y el 18 de enero,
comenzó a evaporarse en cuanto Rogers
quedó expuesto la apasionada oposición
de sus expertos.
En las reuniones el subsecretario Alex Johnson comenzó a presentar objeciones
que no alteraban la decisión pero retrasarían indefinidamente su puesta en
marcha, maniobra burocrática en la que Johnson era muy destacado.
(…) Antes de la reunión del 25 de
enero, revisé el planeamiento militar con el almirante Moorer. Le
presenté, tal vez demasiado tarde, varias preocupaciones.
¿Cuántas bajas podíamos arriesgar
que se le infligieran a los sudvietnamitas?
¿Cuánto tiempo podrían sostener las operaciones? Dada la inmovilidad de las divisiones
sudvietnamitas ¿de dónde provendrían los reemplazos?
¿Cómo reaccionarían estas divisiones
privadas por primera vez de asesores norteamericanos y los controles aéreos
durante los peores combates en que se enfrentarían? Y ¿estábamos seguros de que nuestro apoyo
aéreo sería adecuado y sería adecuado y oportuno bajo estas nuevas condiciones
de comando.
Si el objetivo era tan importante,
¿no deberíamos aumentar nuestro poder aéreo?
Le presenté a Nixon un
memorándum con interrogantes de este tipo para plantear a Moorer y concerté una entrevista entre ambos para el 26 de enero.
En realidad, Nixon no efectuó las preguntas con la claridad que yo había
sugerido sino en su manera indirecta, pero tocó todos los puntos. Moorer
se mostró enfático en sus aseveraciones.
Si el enemigo presentaba combate,
como probablemente lo haría, el poder aéreo norteamericano aislaría el campo de
batalla y le infligiría graves pérdidas que serían difíciles de reponer. Resumiendo, era posible obtener resultados
“decisivos”.
Kissinger; Henry, Mis Memorias
(White House Sears), Tomo I, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1979, Pág. 677,
678, 679, 680, 681, 682, 683, y 685.
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